Raúl Ruiz Roca
Bolivia está inmersa en una catástrofe ecológica sin precedentes, que demanda una intervención inmediata y contundente del Gobierno Nacional. Los incendios forestales que arrasan con voracidad nuestros bosques no solo devastan ecosistemas esenciales, sino que también comprometen nuestra biodiversidad y desestabilizan el equilibrio climático del país. Este desastre ambiental ha alcanzado dimensiones tan críticas que la declaratoria de desastre es una necesidad inminente, y no puede esperar ni un minuto más.
El alcance de esta crisis es inconmensurable, los últimos reportes confirman que los incendios han reducido a cenizas miles de hectáreas de bosques en diversas regiones, poniendo en grave peligro a comunidades enteras, desatando una emergencia de salud pública por la contaminación del aíre. La ausencia de una respuesta rápida y efectiva está exacerbando la crisis, y los recursos actuales son claramente insuficientes para manejar el colosal alcance del desastre. En esta desesperada situación, la declaratoria de desastre es la herramienta esencial que le permitirá al gobierno acceder a recursos adicionales y coordinar esfuerzos nacionales e internacionales para enfrentar la emergencia.
De acuerdo con la Ley de Gestión de Riesgos, la declaratoria de desastre debe ser emitida cuando las condiciones exceden la capacidad de respuesta de las autoridades locales y requiere un enfoque centralizado. La realidad es innegable: la magnitud y la extensión de los incendios han sobrepasado las capacidades locales, y es imperativo adoptar un enfoque coordinado que movilice todos los recursos disponibles.
Esta declaratoria permitirá una asignación ágil de fondos y recursos especializados para gestionar y mitigar los incendios, así como implementar medidas preventivas y de recuperación. Sin esta acción crítica, el riesgo de daños ambientales irreversibles y el impacto devastador en los municipios y regiones afectadas solo se agravarán.
Es momento de que el Gobierno Nacional actúe con la urgencia que la situación amerita, la declaratoria de desastre es precisa para movilizar todos los recursos necesarios y asegurar una respuesta efectiva coordinada. No podemos permitirnos el lujo de la demora mientras nuestra tierra, pueblos y ciudades sufren y enfrentan esta crisis apocalíptica. La hora de la declaratoria de desastre es ahora. Es el momento de actuar con determinación y compromiso para proteger nuestro entorno y garantizar un futuro prometedor para Bolivia. ¡Declaratoria de desastre ya!
El autor es abogado, Director del Centro de Investigación CINDEPRO.