El general Juan José Zúñiga lo dijo de manera torpe, pero el viceministro Raúl Mayta dice muy claro: lo de 2006 fue “pan para el día y hambre para mañana”, y todos los bolivianos esperan que esta nueva versión del MAS acepte su fracaso y cambie su “modelo”.
Pues bien, ha llegado el mañana y trajo el hambre, mientras el riesgo país ha pasado los 2.000 puntos y Bolivia está en primer lugar, con pronósticos de un crecimiento menor a 2% porque se acabaron las exportaciones de gas.
Como muestra de supremo cinismo, una empresa chilena manifiesta su interés en explotar el litio de algunos salares bolivianos, en vista de que el gobierno del MAS no lo hace, a pesar de haber usado 1.000 millones de dólares en compras con sobreprecios.
En 2006 las reservas de gas justificaban los proyectos de exportar GNL a Estados Unidos y México, pero los masistas decidieron, no sabe por qué tipo de razonamiento, que debían ser ahuyentadas las inversiones petroleras.
No se percataron de su error ni siquiera cuando esas reservas comenzaron a mostrar que se agotarían a muy corto plazo. Si relacionaban una cosa con otra, hubieran recapacitado y aprobado las normas para corregir el error.
Pero siguieron con lo mismo, desalentando las inversiones con normas que fijaban precios muy bajos para el crudo y el gas. Hasta ahora ofrecen 27 dólares por barril de petróleo que se produzca en el país, lo que mantuvieron incluso cuando el precio internacional llegó a 160.
Alguien, en el Ministerio de Hidrocarburos, ha observado ahora, 18 años después de 2006, que hay que bajar los impuestos a la producción de hidrocarburos y revisar la política de los subsidios, que hacen daño a la economía, según lo admite ahora, con actitud cínica, el cocalero Morales.
Los centros de expertos, como Fundación Milenio, están recomendando tomar alguna medida para corregir el rumbo de las cosas antes de que llegue el colapso, si todavía hubiera tiempo para evitarlo.
Las recomendaciones incluyen acudir al FMI para un crédito salvador, algo que David Choquehuanca estuvo considerando para hacerlo en su eventual mandato presidencial en el caso de que Arce renunciara al cargo a raíz de la payasada militar del 26 de junio. Los miles de empleados públicos que salieron a la plaza Murillo en defensa de Lucho gritaban muy alto, porque sabían que cualquier posibilidad de que el país acuda al FMI, supondría despidos masivos.
Como dice el viceministro Mayta, ha llegado el mañana y ha traído el hambre, producto de la desastrosa política económica del MAS.
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