Escuchando a diario comentarios de nuestra gente, en centros de abasto, vehículos de transporte, mercados y otros, así como los corrillos de personas jubiladas, se llega a establecer que bastantes prójimos toman como “chiste” todo lo negativo que se viene dando en el país, en el campo político, económico, deportivo, de seguridad, etc. Proceden así para evitar renegar más de lo habitual, debido a hechos dañinos, mientras lo que es positivo resulta ser escaso en este tiempo.
De ahí que el ingenio popular, que linda con una resignación que a muchos podrá parecerles conformismo, siempre está presente, merced a esa peculiar picardía criolla que sacan a relucir en todo momento. Por ejemplo, en estos días se escuchó comentar a un integrante del seleccionado boliviano de fútbol: “a la selección no se viene a hacer pasantía, las divisiones menores están para eso”, seguramente en alusión a que fue convocado alguno que otro jugador muy joven. Aficionados ironizaron al recordar que un diario de la ciudad del valle mostró como troncos a los actuales jugadores, que ahora dependen en el país de un factor geográfico y atmosférico “estratégico”.
Por otro lado, ciudadanos de la tercera edad sólo atinaron a sonreír por afirmaciones del Jefe de Estado, que “ratificó su compromiso para garantizar una vida digna a los adultos mayores del país”. El retruque fue: “para dejar la indigna vida que llevamos tienen que darnos pensiones de jubilación del 100%, no sólo a un par de sectores privilegiados, sino seguiremos en la vejez indigna”. Nuestra gente también soltó risas al oír “no hay plata y se descarta elaborar otro padrón electoral, e invitamos a las universidades a verificar el actual”. Esto sí que es tomarnos el pelo, porque sí hay mucho dinero para otras cosas y el TSE echa el bulto a las superiores casas de estudio con estilo del máximo jefe, ¿por qué no lo hicieron antes?, conjeturaron.
Otros ciudadanos al escuchar el grito “ahora sí, guerra civil”, se mataron de risa a su turno, añadiendo “cuál guerra civil, querrán decir muerte civil, porque eso están haciendo”. Asimismo evocaron este rugido: “la pollera se respeta c…”, y apostillaron: “que también se respete mi saco y mi pantalón ca…ramba”. En lo concerniente a cascos y sombreros que muchos no aflojan para nada y por nada, así llueva, truene, haga sol, granice, o se encuentre en el más solemne de los actos, también se originó jocosos comentarios en la sociedad local: “en la ciudad ya pocos utilizan terno y corbata, ¿por qué será?; a encasquetarse un sombrero o casco minero entonces, por sí las pulgas, sino nadie te dará bolilla”.
Son “chistes en serio”, dice nuestra vecindad, para sonreír a pesar de la ardua situación por la que atravesamos en estos lares.
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