Severo Cruz Selaez
Los gobiernos de turno, que representaron, de una u otra manera, un desprendimiento de la clase política, resultaron campeones para distraer a la opinión pública, interna y externa, en democracia. Manejaron, para ello, recursos, como la falacia y el infundio. Habilidosos, asimismo, para distorsionar la realidad y descalificar y recluir al adversario. E una práctica que conlleva serios problemas políticos, económicos y sociales. Nuestra historia política, está plagada por tales hechos, que empañaron la imagen del país.
Nos dijeron, en el pasado mediato, que nuestra economía estaba “blindada”, que teníamos un mar de gas. Además, reiteraron, a fines del 2023, que no había crisis y que la economía boliviana está entre las que más crecerán. Pero después de algunos meses, para sorpresa nuestra, dijeron que no había dinero, porque ya no había gas. Posiblemente haya muerto la “gallina de los huevos de oro”, que, hasta el 2014, había generado el “milagro boliviano”. De modo que corroboraron la existencia de una crisis económica, como consecuencia que los recursos por la exportación de gas a países vecinos, habían disminuido, enormemente. Provocando, en ese contexto, la falta de dólares y de combustibles. Así como la pérdida del poder adquisitivo del boliviano y escasez y encarecimiento de algunos alimentos esenciales, como el arroz.
He ahí la herencia que nos dejaron los gobiernos de turno, quienes manejaron alegremente la economía nacional, digna de mejor suerte. Bolivia, si desea aplicar modificaciones a su política económica, requerirá un préstamo de más o menos 3.000 millones de dólares. En caso contrario, las medidas que sean tomadas no tendrán efecto, según sostienen economistas. Plantean, entre otras cosas, la reducción del gasto público, el cierre de empresas públicas deficitarias y de algunos ministerios, “de lo contrario la crisis económica se agudizará y hay riesgo de estanflación”, subrayaron (*).
Gobiernos de turno que están acostumbrados a vivir a expensas del Estado boliviano, han perdido credibilidad en los últimos tiempos, debido a desaciertos, y por el afán de perpetuarse en el Poder, a como dé lugar. Probablemente esto último es por mandato de sus aliados autoritarios, que se imponen en la región. Hechos que les hicieron perder la sindéresis. Pero aún algunos creen en ellos. Gente que participa en marchas y bloqueos, en nombre de aquellos, en un flagrante atentado contra la paz, la productividad, el desarrollo y bienestar social. Gente que no tiene ni idea del retroceso que están ocasionando con sus medidas que solo favorecen a ciertas personas.
En suma: los gobiernos de turno deberían despojarse de intereses particulares y someterse, con la verdad en la mano, al servicio del bien común. ¡Ahora o nunca!
(*) “Urge reducir gasto público y cerrar empresas deficitarias”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 13 de octubre de 2024.