Eric L. Cárdenas del Castillo
El 27 de agosto de 1985 el entonces presidente de la República de Bolivia, Víctor Paz Estenssoro, en un mensaje a la nación, decía que debido al grave cuadro de crisis económica, social y política que había dejado el anterior gobierno de la Unidad Democrática Popular (UDP) de corte izquierdista, en el que la hiperinflación a fin de ese año superaría el 25.000%, una de las más altas en la historia de la economía mundial, era necesario tomar medidas urgentes para encarar ese cuadro.
Como todo cuadro de crisis, el del gobierno de la UDP se fue gestando desde hacía varios años, en los gobiernos militares. En 1982 el PIB había caído en 6.6%, lo que determinó que el último presidente militar, Gral. Guido Vildoso, optara por entregar el gobierno al congreso de 1980, el que determinó entregar el gobierno al Dr. Hernán Siles Zuazo, que había obtenido la mayoría relativa de votos en las elecciones de ese año.
Los entusiastas aliados de Siles Zuazo, llevaron al presidente en su primer discurso a ofrecer solucionar la crisis en 100 días, lejos de ello, su Ministro de Finanzas Públicas “desdolarizó” la economía, desatándose una espiral inflacionaria inédita, además fueron tomadas varias medidas a partir de noviembre de 1982, como el control de cambios, la entrega obligatoria de divisas de los exportadores al Banco Central, se devalúo el peso, se prohibieron ciertas importaciones, hubo control de precios, disminución de subsidios, congelamiento de alquileres, importación directa de fármacos, fijación de un salario mínimo nacional, vigencia de escala móvil de salarios, incremento de pensiones, cogestión obrera en las minas estatales.
Las medidas tomadas por el gobierno, lejos de encarar la grave situación, la agravaron, pues uno de los primeros efectos, fue que los depósitos y la cartera de bancos que estaban en dólares, cambiaron a pesos con el tipo de cambio oficial, ocasionando pérdidas a los bancos y los depositantes. Los más beneficiados fueron los deudores en dólares, que se aprestaron a pagar sus deudas en pesos que perdían su valor cada minuto.
El dólar se convirtió en la mercancía más apetecida, cuyo valor aumentaba a cada instante. El deterioro de los salarios fue tal que entre agosto de 1984 y agosto de 1985, los precios en Bolivia crecieron en 20.000% y entre mayo y agosto de 1985 llegó a 60.000%; los impuestos en pesos resultaron casi sin valor; desparecieron del mercado todos los artículos de primera necesidad y las filas para conseguir algún producto eran inmensas. A su vez, los especuladores y alguna gente cercana al gobierno se hicieron ricos con la situación.
El gobierno asediado por la presión de las organizaciones sindicales y el pueblo, solo atinaba a tomar medidas “gradualistas”, sin ningún efecto, pues al encarar alguna variable, las otras ya se habían deteriorado, en un cuadro que llevó al presidente Siles a renunciar a la presidencia.
El presidente Paz Estenssoro en su mensaje de agosto de 1985, anunció la necesidad de un plan de estabilización global y no de medidas cosméticas, por lo que era preciso no eludir ningún recurso y asumir el valor moral para plantear una nueva política económica, que corrija el desbarajuste en el que estaba el país, con la secuela de sacrificio de todos, pero con la seguridad de salir victoriosos o, en caso contrario, “Bolivia se nos muere”.
Las medidas que tomó el gobierno para enfrentar la grave crisis, estuvieron en el Decreto Supremo 21.060, que frenaron de un golpe (shock) la situación, fijando un nuevo tipo de cambio, un recorte drástico del gasto corriente, creación del bolsín que ponía en subasta dólares, una austeridad fiscal tal, que en los ministerios y oficinas públicas fueron suspendidos los vales de gasolina y, por supuesto, el uso de vehículos oficiales, viajes oficiales, hubo reducción de personal y en la minería nacionalizada, se puso en vigencia la “relocalización”, que por un pago extraordinario a los beneficios sociales, se alentó la rebaja del exceso de trabajadores que tenía la Comibol, y otras medidas que frenaron la crisis.
Las medidas del DS 21.060 significaron el inicio del cambio de política económica o modelo, reduciendo el estatismo y abriendo las puertas a la iniciativa e inversión privada interna y externa. El gobierno de Jaime Paz Zamora, prosiguió con el cambio, bajo el eslogan de “achicar el Estado”.
Hoy vivimos un cuadro de deterioro de la economía y su resultante social y política, que requiere, como dijo Paz Estenssoro, el valor moral de tomar medidas de ajuste urgente, para evitar el colapso, pues no olvidemos que la historia es la maestra de los pueblos.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.