Windsor Hernani Limarino
El 26 de junio los bolivianos fuimos sorprendidos con un inusual y sui generis movimiento militar ocurrido en Plaza Murillo. Inmediatamente, la se帽ora Celinda Sosa, Ministra de Relaciones Exteriores, emiti贸 un pronunciamiento en nombre del Estado, denunciando un intento de golpe, pidiendo el pronunciamiento de la comunidad internacional y respaldo para el gobierno de Luis Arce Catacora.
El apoyo de los aliados ideol贸gicos no se dej贸 esperar, como siempre, no importa qu茅 se pide, lo importante es qui茅n lo pide y como el requerimiento fue de un gobierno miembro del grupo, hubo todo el apoyo.
Los organismos internacionales como la OEA, la Uni贸n Europea y algunos pa铆ses, siempre cautos y fieles a las buenas pr谩cticas diplom谩ticas, no tomaron posici贸n. Invocaron principios y compromisos internacionales, como la necesidad de preservar la democracia y el Estado de derecho. La postura disidente surgi贸 cinco d铆as despu茅s, cuando la oficina del Presidente de Argentina, dijo que el gobierno de Luis Arce hizo una 鈥渇alsa denuncia de golpe de Estado鈥.
En s铆ntesis, como dir铆a un maestro de ceremonias, a pedido del p煤blico (gobierno boliviano) hubo pronunciamientos. Unos a favor, otros diplom谩ticamente correctos y uno manifiestamente en contra, el de Javier Milei, que caus贸 conmoci贸n y una tensi贸n diplom谩tica con Bolivia.
La Canciller铆a boliviana reaccion贸 calificando el pronunciamiento como una intromisi贸n en asuntos internos. Seg煤n la Corte Internacional de Justicia, eso ocurre cuando 鈥渦n Estado se entromete por v铆a de autoridad en los asuntos que son de la jurisdicci贸n dom茅stica de otro, imponi茅ndole un comportamiento determinado鈥.
En ese marco, cabe preguntar 驴cu谩l es el comportamiento que Milei quiso imponer a los bolivianos? No lo s茅, creo que fue una opini贸n sobre un hecho –que adem谩s, reitero, fue requerida–, que puede ser calificado como sesgado, equivocado o diplom谩ticamente incorrecto en la forma, pero no existe una intromisi贸n; porque si as铆 fuera, tanto los pronunciamientos a favor como los en contra ser铆an intromisiones.
El pedir pronunciamientos internacionales es una mala pr谩ctica de pa铆ses peque帽os y de mentalidad dependiente, ya que buscan un aval, visto bueno o solidaridad a lo hecho a partir de apoyos o pronunciamientos de otros pa铆ses. Para ilustrarlo, es como si un c贸nyuge busque justificar sus acciones mediante el apoyo de los vecinos. En estos casos, cabr铆a recordar el consejo de los abuelos, que dice 鈥渓os trapitos sucios se lavan en casa鈥.
Eso no ocurre en pa铆ses desarrollados y como prueba de ello cito dos, uno capitalista y otro socialista, porque en todas partes cuecen habas. El primero es el asalto que hubo al Capitolio, en la oportunidad no hubo alg煤n pedido a la Comunidad Internacional por parte de autoridades o pol铆ticos norteamericanos, sean dem贸cratas o republicanos. El segundo es la sublevaci贸n de Yevgeny Prigozhin y el grupo de mercenarios del grupo Wagner en contra del Kremlin; en ese evento tampoco sali贸 el canciller ruso Sergu茅i Lavrov, requiriendo la solidaridad de los pa铆ses u organismos internacionales para hacer respetar al gobierno de Vladimir Putin.
La diplomacia de los pueblos proclama la descolonizaci贸n, sin embargo, tienen colonizadas sus mentes y un comportamiento de sumisi贸n. Cumplen fielmente los designios de Cuba, Nicaragua o Venezuela, aunque sean contrarios al inter茅s nacional y act煤an conforme dicta el manual del Grupo de Puebla.
En el 谩mbito del reconocimiento de gobiernos, confieso que soy seguidor de la Doctrina Estrada, que bien pudiera aplicarse al tema. Aconseja que un pa铆s debe abstenerse de pronunciarse sobre la legitimidad de los gobiernos de otros pa铆ses, sea a favor o en contra, ni calificarlos, porque constituye un entrometimiento inaceptable en la soberan铆a de los Estados.
La suma de apoyos, condenas, o lo que fuera, a lo ocurrido este 26 de junio, al final generan un mismo resultado, deterioran la imagen pa铆s porque nos recuerda que somos uno de los pa铆ses pol铆ticamente m谩s inestables. Muestra un Estado incapaz de garantizar una convivencia pac铆fica, el irrespeto a la autoridad, una alarmante debilidad institucional e incompetencia para solucionar de manera aut贸noma las diferencias.
El autor es economista y diplom谩tico.