脕lvaro Riveros Tejada
Tal aserci贸n, con la que rotulamos esta entrega, jam谩s la habr铆amos utilizado, de no mediar las mismas o m谩s tr谩gicas condiciones de salud por la que atraviesa en estos momentos, nuestra amada madre patria boliviana.
Hoy vivimos circunstancias an谩logas a aquellas que nos remontan a esos l煤gubres a帽os 80, cuando el entonces celeb茅rrimo presidente de la naci贸n, Dr. V铆ctor Paz Estenssoro, tuvo que pronunciarlas en un inolvidable discurso, a tiempo de aplicar el DS 21.060, como un potente revulsivo a la moribunda naci贸n que recib铆a, v铆ctima del c谩ncer populista y comunistoide que la estaba postrando al borde de la muerte.
Gracias a la mencionada intervenci贸n, fue milagrosa la recuperaci贸n de la patria y, no pasaron muchos a帽os, hasta que ella no s贸lo recuper贸 su salud econ贸mica, sino hasta la base de su entramado social y pol铆tico que comenz贸 nuevamente a florecer, constituy茅ndose en un milagroso ejemplo de progreso en la regi贸n.
Es m谩s, el orden, la paz y el trabajo impuestos en esos a帽os de convalecencia se tradujeron en la recuperaci贸n de sus recursos, al punto de merecer el calificativo de ser el posible centro energ茅tico del continente, gracias a sus descubrimientos de gas, petr贸leo y una proverbial riqueza en enormes fuentes de agua dulce.
Veinte a帽os dur贸 esta grata ilusi贸n, hasta que la cruel epidemia volvi贸 a aparecer, pero con la agravante de traer consigo el contagio de cepas m谩s letales, que ya hab铆an infectado a pa铆ses hermanos como: Argentina, Brasil, Venezuela, M茅xico, Nicaragua, y a muchos otros que tuvieron la mala suerte de asistir, invitados por Cuba, a la fiesta del famoso malhechor Foro de Sao Paulo.
Nuestra amada madre patria volvi贸 a sucumbir en un sopor maligno, con la mala suerte de que, en esta oportunidad, fueron los yatiris, kallawuayas y pir贸manos que acudieron en su curaci贸n, en base a p贸cimas de coca macerada, que muy pronto y gracias a los nuevos socios del lazareto, se convirti贸 en un nuevo producto de exportaci贸n, junto a las joyas que le quedaban y todos los otros bienes que fueron explotados, vendidos e incendiados, hasta su total agotamiento.
A casi veinte a帽os de esa cruel reca铆da, los bolivianos asistimos azorados a la pelea de los curanderos que agravaron la salud de la paciente, timando y despilfarrando sus bienes, culp谩ndose unos a otros, por qui茅n fue el m谩s pillo e in煤til, siendo que ambos actuaron en mancuerna durante todo el per铆odo de esa triste expoliaci贸n.
Asimismo, el uno acusa a su exjefe de un actuar desmesurado, para permanecer en el poder otros 14 a帽os, desconociendo resultados electorales, desestabilizando la econom铆a con mentiras y descuartizando por completo el instrumento pol铆tico del pueblo que hoy quiere que est茅 a su servicio. De la misma forma, lo acusa de estar amenazando a todo el pa铆s con paros y bloqueos, solamente porque quiere hacer lo que la Constituci贸n no le permite y volver a habilitarse como candidato.
A su vez, el agraviado jefazo respondi贸: 鈥淟a marcha para salvar Bolivia no es para favorecer a una persona, como falsamente dice Luis Arce; es la respuesta de un pueblo cansado de un gobierno inconsciente, que ha mantenido un silencio absoluto frente a la crisis, la corrupci贸n y la destrucci贸n de la estabilidad que alcanzamos durante el proceso de cambio鈥. Ni en tiempos del rescate pazestenssorista, de las garras de la UDP, los bolivianos recordamos haber escuchado tanto c煤mulo de cinismo y sandez. Menos en estas t茅tricas situaciones, cuando Bolivia est谩 agonizando.