Álvaro Riveros Tejada
A pesar de la similitud del acrónimo que titula esta entrega, con el del partido “Acción Democrática Nacionalista” que lideraba el Gral. Hugo Banzer, esta vez lo utilizamos para referirnos al Ácido Desoxirribonucleico, material que contiene la información hereditaria en los humanos y que permite conocer con absoluta fidelidad, sin límite de tiempo y espacio, la conexión genética entre padres e hijos.
Acudimos a esta alegoría para comparar la suerte que le toca vivir al líder cocalero y expresidente del Estado Evo Morales, después de enfrentar casi todos los cargos que contiene el código penal, tanto nacional, como internacional, como ocurre en la Argentina, país que acaba de imputarlo, con fehacientes pruebas audiovisuales, por violar la condición de refugiado que ese país le dio, al hacer de su residencia un Harem, donde convivía con cuatro niñas bolivianas, menores de edad.
En lo que a Bolivia se refiere, han pasado más de 22 días de bloqueo ordenado por este “hermano” a las carreteras más transitadas, exigiendo el levantamiento de todos los cargos judiciales que hay en su contra, una pretensión que excede toda racionalidad, así como su ridícula demanda de ser habilitado como candidato presidencial para las elecciones del próximo año, so pena de continuar con la toma de los cinco regimientos del Chapare que, más que una amenaza a los bolivianos, es una prueba de poder a sus socios y benefactores agroquímicos, que ya van mostrando suficientes muestras de cansancio con ese accionar politiquero y psicopático, que pone en grave riesgo sus negocios y emprendimientos.
La sustitución de los militares por milicias armadas, con el mejor estilo venezolano, cubano y nicaragüense, fue considerado siempre, como un objetivo indiscutible en los mandamientos del castrochavista Foro de Sao Paulo, inspirado en el experimento boliviano realizado en épocas de la “Revolución Nacional”, allí por la década de los cincuenta, cuando las FFAA fueron sustituidas por las famosas milicias populares, obedeciendo directrices de la entonces Unión Soviética, por su afán de crear focos de influencia antiestadounidense, en nuestro continente.
Esa aventura duró doce años, hasta que en los EEUU la estrategia del Pentágono se impuso sobre los burócratas progresistas del Departamento de Estado, lo cual devino en la sustitución del presidente de la República y conductor de la revolución, por su vicepresidente militar, el Gral. René Barrientos Ortuño.
A la luz de lo expuesto, cabe recordar nuevamente la frase de Marx: “La historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como comedia”. Tratar de sustituir las fuerzas armadas por milicias populares resulta ser un método, más que arcaico, absurdo y propio de populistas trasnochados.
Es como creer que las condiciones que encumbraron a Evo en el poder y la gloria, como: el pachamamismo, el Jersey a rayas que tanto fascinó a los europeos, el mecenas caribeño que lo mascoteaba como su “indiecito del Sur” y, finalmente, el poder y el dinero neoliberal que le permitieron sus travesuras pedófilas, con esas ninfas de cara conocida que todavía existen, empero, ahora son los hijos de esas aventuras que él niega, los que lo condenarán con el ADN que definirá su suerte.