Impecable en su presencia y siempre con una sonrisa y un amable saludo, así llegaba todas las mañanas, Alberto Zuazo, a la redacción de EL DIARIO donde no solo tuvo compañeros de trabajo sino conquistó una numerosa familia que expresó su gran pesar por la pérdida de un gran profesional con una destacada sensibilidad y compañerismo.
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