Después del Carnaval de Oruro, por las redes sociales circularon imágenes vergonzosas de bailarines y asistentes a la festividad, que sin tener un poco de pudor, respeto o educación ciudadana, ingresaron hasta el templo de la venerada Virgen del Socavón en estado de ebriedad e incluso utilizaron las bancas de oración para dormir, los pasillos como baño público o simplemente los espacios sagrados como un lugar para seguir bebiendo alcohol.
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