En un camino dentro de una propiedad en Okinawa II, por donde transitan ganado y tractores, la parte superior de dos urnas de barro quedaron al descubierto. Al percatarse de esto, el dueño de la propiedad, de origen japonés, se puso en contacto con el historiador Alcides Parejas, quien a su vez informó al equipo de arqueología de la Gobernación de Santa Cruz.
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