Mientras la ciudadanía sufre por el desabastecimiento del líquido elemento, la clase política trata de llevar, figurativamente, “agua a su pozo”. Oficialistas y opositores se responsanbilizan por la deficiente administración de la Empresa Pública de Servicio de Agua y Saneamiento (EPSAS) y ahora se añade a la residual Servicio Autónomo Municipal de Agua Potable (SAMAPA) en esta problemática.
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