Johnny Vargas
Todo indica que Bolivia es una olla de presión a punto de estallar, por la agudización del problema económico; la inestabilidad política provocada por el MAS; los mandamientos de aprehensión en contra de altos dirigentes del ala evista; las sentencias del TCP en contra del exmandatario, quitándole el control del instrumento político y la remota posibilidad de que éste vuelva a ser candidato a la presidencia; la profundización de la polarización política, que cada vez divide más al país en su conjunto. Es decir, estamos entrando a un escenario donde las próximas semanas serán decisivas para el futuro de Bolivia, porque el exmandatario no se quedará tranquilo con esta situación. Empeñado en retornar al poder, no dudará en quitar la paz y la tranquilidad del pueblo boliviano, para ello desatará el caos y la violencia radical en el país.
¿Cuáles son mis argumentos para lo que estoy analizando? George Sorel, filósofo y político francés, en su libro “Reflexiones sobre la violencia” decía: “No vacilo hoy en declarar que el socialismo, no podría subsistir sin una apología de la violencia”. “Todo conflicto es un incidente de guerra social, en que todo conflicto social engendra la perspectiva de una catástrofe total”. Es decir que el MAS se alimenta del conflicto, a través de la violencia en las calles y los bloqueos se alimentan de la sangre derramada entre hermanos. Eso es lo que quiere el partido azul para establecer su sistema perverso de dominación, el culto a la violencia por parte de los grupos de choque de arcistas y evistas. Es su modus operandi para mantener obedientes a las masas tranquilas y trabajadoras, mientras ellos tengan el monopolio de la violencia política en el Estado. Por eso Bolivia está al borde de un nuevo estallido social, por la crisis económica y la escasez de todo.
La cultura de la violencia política, psicológica, sexual, escolar, familiar y simbólica, en Bolivia se ha normalizado, por eso siguiendo estos patrones psicológicos y conductuales, el MAS no dudará en utilizarlos en contra de la población boliviana. No olvidemos que la primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira y precisamente el masismo ha hecho de la mentira un culto. El MAS es el reflejo de la decadencia de la sociedad boliviana, es producto de la decadencia de la clase política boliviana, del resentimiento y del sentimiento de inferioridad que sienten muchos bolivianos por su origen, raza y condición social. Eso lo supieron explotar muy bien los estrategas maquiavélicos, racistas y psicópatas masistas, para establecer su plan de dominación sobre Bolivia, obviamente asesorados por mentes perversas en estos aspectos y detalles psicológicos fundamentales para la dominación de las masas populares, del campesino, del comerciante, del profesional mediocre y del dirigente político sindical aventurero. Este es el secreto del poder del MAS. Todos se sumergieron en el lodo del oportunismo.
Los partidos políticos como el MAS, hacen su historia, pero solo bajo condiciones y relaciones que ponen límite a su actividad. Quienes se vanaglorian de haber hecho un proceso de cambio en Bolivia, han visto que, al día siguiente, no sabían lo que hacían. El proceso de cambio realizado en nada se parecía a lo que ellos querían hacer. Solo los fanáticos masistas continúan defendiendo lo indefendible, continúan justificando lo injustificable. Los seguidores del masismo terminaron por defender a un caudillo depravado, con los vicios del poder. Llamo a esto la ironía de la historia. Por el otro lado, del ala arcista sus seguidores terminaron por defender al economista responsable de la mayor crisis económica en toda la historia de Bolivia, una ironía a la que pocos políticos de la historia escapan. Y todavía esta tragedia se vuelve más irónica cuando las juventudes y los funcionarios oportunistas del MAS ven en Andrónico Rodríguez, la figura joven del MAS que puede renovar el instrumento político, sin darse cuenta que él no mueve ni un dedo, si no es por las órdenes del jefe de las 6 federaciones del Chapare.
Para el MAS importan la venganza, la guerra, el levantamiento armado y el presidente de las 6 federaciones del chapare, no retrocederá, utilizará todos los medios de intriga e incluso de denuncia internacional o victimización para debilitar o quitar del medio a sus enemigos políticos, llevando a Bolivia artificialmente a la crisis. Para este caudillo el único requisito de levantamiento popular de sus bases, es la organización. Los conspiradores no se limitan a organizar a sus bases precisamente, su tarea consiste en financiar y buscar financiamiento del narcotráfico y del crimen organizado internacional. La característica especial en la vida de los conspiradores es su lucha constante contra la policía, con la que mantiene iguales relaciones que los ladrones. Por eso exmandatario se jacta cuando dice que tiene policías y militares que le informan sobre futuros movimientos.
Tenacidad, audacia, obstinación e hipocresía son atributos del jefe terrorista, al mando de milicias armadas para lograr sus objetivos. Para el exmandatario los opositores o los que se dicen opositores al régimen del MAS, son una bonita inutilidad, cuando el dinero viene a Bolivia por concepto de comercialización de sustancias controladas o clorhidrato de cocaína. Ese dinero viene manchado de sangre y suciedad. Los que provienen de la escuela de Stalin y Mao, fomentan el terror político como método de gobierno, fomentan la división entre bolivianos, como método de dominación, fomentan la crisis económica como método de sometimiento.
Bolivia dividida debe pasar por todo este caos, para luego ver la luz al final del túnel. Quieren enfrentar al pueblo con el mismo pueblo, al pueblo con el gobierno, al pueblo con los militares y a los militares con los mismos militares. Incluso Bolivia puede ser presa de la invasión militar por parte de sus propios vecinos, por la cuantiosa riqueza de sus recursos naturales. Cuando una nación está completamente dividida, fragmentada y pulverizada en sus cimientos, todo es posible. El grado superior de desintegración social y de antivalores que ha alcanzado Bolivia, hace pensar los más peores escenarios, para esto nuestras autoridades no están preparadas, solo tienen maestría en mentira y corrupción y doctorado en traición a la patria.
Jhonny Vargas es Politólogo y Docente de Postgrado.