Los vendedores ambulantes que transitan las calles del centro de la ciudad de La Paz continúan luchando por llevar el sustento a sus hogares, a pesar de las adversidades cuando son controlados por los guardias municipales y la crisis económica que provocó la pandemia del coronavirus.
EL DIARIO hizo un recorrido por la avenida Mariscal Santa Cruz y El Prado de La Paz, y verificó la presencia de decenas de vendedores ambulantes.
A pesar de los operativos de la Guardia Municipal por mantener el orden de circulación en la sede de Gobierno y la crisis socioeconómica luego de más de dos años de soportar la pandemia del coronavirus, los vendedores callejeros exponen productos desde golosinas, cosméticos, herramientas, ropas y artículos para el hogar, entre otros.
“La pandemia afecta a la venta de productos, antes trabajaba de albañil y carpintero, como hoy en día no hay trabajo salgo a vender a la calle”, manifestó Alex Colque, comerciante de artículos de plomería.
El vendedor indicó que estaba estudiando ingeniería civil, y que abandonó la carrera universitaria por la falta recursos económicos. “Esta situación está bien no más, pero espero que mejore”, indicó Colque.
En plena avenida Mariscal Santa Cruz, por la calle Oruro, se encontraba una vendedora de cosméticos, a la que se le acercaron curiosamente un par de clientes varones.
“Estamos luchando día a día, pero estresados, porque los guardias municipales son los que nos hacen escapar y nos dicen que es un juego”, afirmó Claudia Cárdenas, vendedora de cosméticos.
“Para nosotros no es un juego es una necesidad, tenemos que sobrevivir porque hay mucha gente profesional sin trabajo. Tenemos muchos compañeros y vemos que a veces no hay venta. Ganamos el dinero al día”, afirmó.
Cárdenas pidió a las autoridades ediles tolerancia para vender sus productos porque siguen golpeados por la pandemia y porque en cualquier momento los guardias municipales les piden que abandonen las calles.
“Yo quisiera pedir al Alcalde que sea un poco más flexible, porque hay muchas familias con este tipo de necesidades, yo trabajaba en una productora haciendo maquillaje, pero la empresa por la pandemia cerró”, lamentó.
La pandemia del covid-19 obligó a cerrar a muchas empresas, los trabajadores ahora salen a las calles a ganar el pan de cada día contradiciendo las versiones oficiales de que el desempleo bajó en el país, ya que se pueden ver, por el centro de la urbe, a cientos de personas de toda edad, menores, jóvenes y ancianos exponerse al frío, calor y viento a fin de lograr algo de dinero para sobrevivir.
A cualquier hora del día surge una especie de cacería, donde la sola presencia de guardias municipales espanta a los comerciantes que invaden las céntricas calles.
“Tengo que escapar, parece el juego del gato y el ratón, los guardias nos pueden quitar nuestras mercaderías y luego ya no devuelven”, indicó una vendedora que se escondía en una puerta de calle mientras los guardias pasaban por el lugar.
La situación de Delia Paredes, vendedora de empanadas, es distinta porque prefieren hacer el esfuerzo y no dejar sus estudios en la Universidad Pública de El Alto (UPEA).
“Hay días difíciles, pero más que todo los guardias municipales nos votan, pero no se vende a veces, antes de la pandemia vendía bien”, manifestó.
“Estoy estudiando en la UPEA la carrera de Psicología, madrugo en ocasiones para los exámenes y las clases, después vendo productos por el centro”, agregó Paredes.
El comercio, tras la época fuerte de la pandemia, ha cambiado, ahora existe el comercio por internet, los vendedores se contactan con los compradores y luego se citan para entregar el producto en alguna calle de la urbe, esta práctica no deja de ser informal ni callejera, además implica cierto riesgo para el cliente ante el peligro de una posible estafa.