Damián Ayma Zepita (1921-1999), orureño de Machacahuyo, jamás pensó que el pasado 22 de diciembre de 2020 su trabajo de fotógrafo en el área rural durante más de 57 años fuera reconocido como Memoria del Mundo Bolivia de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), colección que custodia el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef). Este reconocimiento tiene, además, el agregado de ser la primera colección de fotografías de Bolivia.
La tarea de acopiar estas imágenes comenzó a finales de la década del 80 del siglo pasado cuando Luis Oporto, dentro de sus viajes de antropología de urgencia como funcionario del Musef, tuvo los primeros contactos con este fotógrafo itinerante, encuentro que provocó paulatinamente el rescate de negativos de fotografías hasta lograr un número de 5251 imágenes.
Estas fotografías tienen un soporte en celuloide, validando Carlos Rúa su autenticidad para la postulación, aspecto que le da mayor valor porque su tratamiento de digitalización, restauración e impresión son muchos más efectivos, pudiéndose lograr la limpieza de las imágenes, que el tiempo y la descomposición de los químicos usados en las películas fotográficas deterioran.
El origen de Damián Ayma marca el dominio trilingüe de las lenguas (aymara, quechua y castellano) que permitió a este virtuoso de la fotografía pernoctar por diferentes pisos ecológicos, alma expansionista heredada de las sociedades andinas.
El contenido de estas unidades documentales registra más de 50 locaciones en las zonas andinas, vallunas y del oriente de nuestro país. Desde 1935, Damián Ayma se convierte en un fotógrafo itinerante; cámara en mano, rollos de películas, reveladores, papel fotográfico y otros insumos, tenía la virtud de llegar a regiones bastante alejadas de los entornos urbanos, dejando de lado la comodidad del estudio fotográfico, desafiando a los climas agrestes, los caminos y la soledad, cual etnógrafo pudo registrar la cotidianidad, la vida de los mineros, actividades agrícolas, religiosas, festivas, deportivas e incluso formó parte de programas de carnetización del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
En base a esta colección se realizó una exposición y un catálogo denominado “Damián Ayma Zepita. El fotógrafo Itinerante”, nombre con el que se inscribió en la Memoria del Mundo, pero que además permitió reconstruir su biografía, una vida con muchos insumos. Estas fotografías requirieron una investigación y trabajo de campo, por más de dos años, en varias locaciones de Bolivia, como Santa Cruz de la Sierra, Quillacollo, El Alto, Quime, Toledo o Kami, permitiendo al equipo del Musef, conformado por Ladislao Salazar, Yenny Espinoza y mi persona, rescatar en base a las fotografías la memoria oral. Utilizando este soporte varios pobladores contaron sus historias de vida, la vida social, política y festiva de sus regiones. El valor histórico de esta colección fue certificado para su presentación por Ramiro Fernández y Luis Oporto.
Este proceso de revalorización de la colección permitió el 2016 sumar aproximadamente 11.600 fotografías más a la colección de Damián Ayma Zepita, que estaban bajo custodia de su familia. Este complemento de la colección seguramente ofrecerá nuevas sorpresas por la calidad fotográfica y el registro de otras locaciones.
Particularmente esta colección puede apoyar el trabajo de antropólogos, historiadores, etnomusicólogos, geógrafos, entre otros, por la calidad de información que posee, aspecto que puede proporcionar fuentes de información invaluables por el conjunto de unidades documentales, y su reconocimiento permite visibilizar y acceder a esta fastuosa colección.
-Milton Eyzaguirre Morales es Jefe de la Unidad de Extensión del Museo Nacional de Etnografía y Folklore.