Este puente, previsto inicialmente solo como peatonal, ahora permitirá el paso de vehículos livianos. Vecinos de las dos poblaciones, especialmente los escolares, esperan que este puente no sea estropeado por algún conductor imprudente.
Las gestiones para construir este nexo entre Chacopata y Nogalani –distante a unos 45 kilómetros de Coroico- empezaron hace tres años, con una visita al Club Rotario de Coroico, pidiendo ayuda para construir un puente, pues más de medio centenar de niños deben caminar unas tres horas diarias, solo para ir y volver de su escuela, cruzando el río en improvisados cestos, colgados de sogas que debía jalar el pasajero. Este sistema no operaba en época de lluvias.
Cuando se hacían estos trámites, entra en escena el rotario e ingeniero de profesión Mario Paredes Vargas, quien ofreció facilitar los cables para la construcción de un puente peatonal, que los consiguió de donación de este material, por parte de un paspresidente.
Pasada la pandemia se retomaron los trabajos. Los vecinos de las dos poblaciones no solo pusieron la mano de obra. También pidieron que el municipio de Coroico desembolse su POA, de aproximadamente 60.000 bolivianos, que lo hizo realidad su alcaldesa, la señora Elizabeth Mamani Yugra.
El costo total de la obra, por los materiales que se utilizaron, se estima en unos 500.000 bolivianos.
El puente, inicialmente pensado solo como peatonal, ahora permitirá el paso de vehículos livianos, pues los cables y soportes de acero que se utilizaron, soportarán el paso de los motorizados.
Durante la entrega de obras, las comunidades agradecidas por el empeño puesto por Mario Paredes, decidieron que el puente lleve su nombre.