Para la autoridad estatal, que asumió al cargo en noviembre de 2020, “el país cuenta con bastante patrimonio arqueológico y es fundamental su protección y conservación, porque es el eco de las culturas bolivianas con sus diferentes cosmovisiones e historias”.
Bolivia ha conseguido, desde 1987, la declaración, por parte de la UNESCO, de doce patrimonios bolivianos, como Patrimonios de la Humanidad y como parte de la Lista Representativa. De estos patrimonios, seis corresponden al patrimonio artístico-histórico, cinco al patrimonio inmaterial o de las culturas vivas y uno al patrimonio natural.
De los seis artístico-históricos, tres son de la época prehispánica: Tiwanaku, Samaipata y el Quapaq Ñan (camino grande preinka e inka), este último compartido con Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina, tres de la época colonial: Potosí, Sucre y Misiones de Chiquitos.
Los cinco de patrimonio inmaterial son el Carnaval de Oruro, la Cultura Kallawaya, la Fiesta de San Ignacio de Moxos, el Pujllay y Alasita. Uno es de patrimonio natural: el Parque Noel Kempff Mercado.
MUSEO NACIONAL
DE ARQUEOLOGÍA
Según el viceministro de Interculturalidad, Cergio Prudencio, “el patrimonio cultural de Bolivia se gestiona y administra en el marco de la Ley No. 530 que establece responsabilidades para quienes lo custodian, entre ellos, el Estado a través de las instancias competentes”.
Explicó que el Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización cuenta con una Dirección de Patrimonio dependiente del Viceministerio de Interculturalidad, a través de la cual se realizan tareas de conservación, restauración y difusión de las colecciones del Museo Nacional de Arqueología (MUNARQ).
“Así como del Qhapaq Ñan, del Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y de Administración de Tiahuanaku (CIAAAT) y del Centro de Investigaciones Arqueológicas de Samaipata (CIAS), en estos últimos casos en coordinación con instancias pertinentes”, agregó.
REPOSITORIO
CERRADO
Sin embargo, el Museo Nacional de Arqueología (MUNARQ), que fue intervenido en julio de 2020, permanece cerrado y aún se desconoce cuándo se reabrirá ni se sabe a quién posesionarán como nuevo director.
El repositorio guarda cerca de 40 mil piezas arqueológicas de cerámica, piedra y de metal de diferentes periodos culturales, además de aproximadamente 60 momias o restos momificados entre individuos completos o partes de ellos y unos 300 cráneos de individuos prehispánicos.
Según exfuncionarios del museo, “esta clase de patrimonio estaba en riesgo si las condiciones de temperatura y humedad no eran controladas, lo que podía ocasionar su degradación y destrucción, un proceso similar al que llegan los cadáveres contemporáneos”.
Prudencio al referirse a las momias del MUNARQ, aseveró que “pese al cierre del MUNARQ, el estado de conservación de las aproximadamente 45 momias y sus respectivos envoltorios funerarios es bueno, porque la humedad ambiental ha sido controlada hasta alcanzar un rango de seguridad”.
Efectivamente, estas delicadas piezas entraron a situación de alto riesgo con la eliminación del Ministerio de Culturas y el consiguiente cierre del MUNARQ, pero estuvimos a tiempo de llevar adelante acciones de emergencia, añadió, (CienciaBolivia)