“Ya no es como antes, yo iba con mis hermanos, mis vecinos y mis amigos, a buscar tapas de refresco y de cerveza, después con una piedra aplastábamos hasta que esté planito la tapa. Y juntábamos varias, las poníamos en alambre, como sonajera, y con eso cantábamos. Hasta nos vestíamos como indiecitos”, recordó Juan Pinto (76).
Estos grupos, principalmente, de niños visitaban las casas para adorar al Niño Jesús, como recompensa recibían una tasa con chocolate y su trozo de panetón o galletas, en el mejor de los casos, hasta juguetes.
Según la historiadora Sayuri Loza, en efecto, las costumbres por Navidad han cambiado mucho, antes y pone de ejemplo que en los años 70 los pequeños de generaciones pasadas adoraban al Niño Jesús y para eso conseguían tapa coronas que aplastaban por el tranvía.
“Les hacían un hueco con un clavo y con ellas cantaban diferentes villancicos que creaban en su cabeza, iban casa por casa para hacer la adoración. Algunos se ponían un palo de escoba en la espalda y una canasta en los bordes y bailaban”, se lee en una nota de Urgente.bo.
“La verdad, poco recuerdo, pero sí venían (niños) a mi casa a cantar, vestidos con chullitos de colores y aguayos y las mujeres con polleritas y sus trenzas”, contó la señora Natalia (53).
La costumbre de comer buñuelos también, de a poco se pierde, y esas masas están siendo casi sustituidas por una cantidad de sabores de panetones.
ARCILLA
En varias poblaciones del área rural tienen costumbres que persisten y se continúan fomentando, aunque también con la migración, se están olvidando.
“Aquí no hacemos nacer al Niño con las estatuas de yeso, cada familia, en especial, los niños, hacen de arcilla el nacimiento. Arman todo el pesebre, los animalitos, el Niño, ollas, sus papás, pero antes siempre era más fuerte esa tradición”, señaló Ramiro Carlo, de la población de Escoma, del departamento de La Paz.
Sin embargo, algo que perdura es servirse la tradicional picana navideña, aunque su preparación, con el tiempo y los gustos, también sufrió modificaciones.
“Mi mamá cocinaba con gallina, chancho, cordero y res, preparaba noche antes. Colocaba pasas y frutas, un poquito de singani o chicha (…) tenía sus secretos y todos esperábamos ese día”, relató la señora Norah Oblitas.
Pese a estos cambios, “lo importante es pasar y celebrar la llegada de El Salvador juntos en familia, agradecer porque tenemos salud y pedir su bendición”, recomendó la señora Norah.