Ubicado a 185 kilómetros al sur de la ciudad de Oruro, la construcción que exhibe los regalos y pasajes de la vida del expresidente, Evo Morales, está abandonada y requiere una refacción.
Desde su apertura, en febrero de 2017, ha recibido una cantidad no determinada de visitantes, aunque las referencias de las agencias de turismo consultadas dan cuenta de que sobre todo fueron estudiantes de colegio, universidad y organizaciones sociales.
Brújula Digital buscó a operadores de turismo que llevaron turistas al «museo de Evo», cuando funcionaba, para conocer la experiencia de la visita. Uno de ellos, que prefirió no identificarse para evitar perjuicios a su trabajo, manifestó que «el museo nació muerto. Como agencia nosotros hemos incluido en el paquete, pero recibimos nada o poco apoyo del mismo gobierno en la promoción».
Después de la inauguración del museo el 2 de febrero de 2017, la empresa estatal «Bolivia de Turismo» (Boltur), ahora cerrada, incluyó a Orinoca en un circuito llamado «Maravillas andinas».
La travesía iniciaba en la ciudad de Oruro y finalizaba en el salar de Uyuni. En el recorrido se incluía Orinoca y el Museo de la Revolución, Pampa Aullagas y la «teoría de la Atlántida perdida», el cráter de Jayo Khota, Salinas de Garci Mendoza, complejo arqueológico Alcaya y el salar de Uyuni.
Se prepararon paquetes de dos y tres días, pero la campaña no alcanzó el éxito esperado.
Después organizó un evento llamado «modelaje con altura» en la localidad de Orinoca y en 2018 fusionó el Carnaval de Oruro con la ruta turística «Maravillas andinas» y también promovió actividades como el solsticio en Orinoca.
El museo, que hasta ahora le costó más de Bs 50 millones al Estado, quedó aislado y actualmente está cerrado sin una entidad que quiera hacerse cargo de su administración y funcionamiento.
¿Por qué no se posicionó como destino turístico?
La obra considerada como uno de los elefantes blancos del gobierno de Morales fue construida sin planificación ni estudios de factibilidad.
Agustín Echalar, operador de turismo, relata que en 2019 -durante el gobierno de Morales- visitó el museo pero éste no tenía luz por lo que su primera visita fue guiada con la linterna del celular de uno de los guías y después del recorrido los administradores consiguieron combustible para el generador y se encendieron las luces.
Echalar, relata, volvió a realizar el recorrido para no descorazonar a los guías de turismo que lo trataron con muchísima amabilidad y respeto.
El experto considera que hay al menos tres factores que imposibilitaron que el museo de Evo se convierta en un «boom» turístico.
El edificio, pese a que es imponente, «está en un pueblo con enorme cantidad de deficiencias, de hecho, no había un lugar donde podías comer o un hotel para tomar un café porque tampoco había el flujo turístico que justifique tener una cosa así».
Orinoca no fue preparada para ser un atractivo turístico pese a que en ese lugar también se encuentra la casa de del presidente que más tiempo gobernó el país, «apenas hay un letrerito que dice aquí nació Evo Morales y punto, eso te demuestra en el fondo que incluso hay una falta de cariño al tema histórico».
Otro factor es la distancia, el «museo de Evo» está situada a 185 kilómetros de la capital orureña y alejada de las rutas turísticas pese a que tiene una carretera asfaltada desde la ciudad de Oruro que conecta con el salar de Uyuni.
«Para visitar un museo tienes que dar una vuelta demasiado grande que termina costando plata y que posiblemente el turismo internacional no tiene tiempo, es difícil convencer a alguien que vaya allí; siempre hay un nicho en el mercado para todo, pero no son flujos importantes, en ese sentido hay un problema y demuestra dos cosas: la ineficiencia estatal en el campo del turismo y posiblemente la falta de interés porque tan ineficientes no hubieran sido» reflexionó.
La labor de Boltur hubiera sido clave para la promoción y posicionamiento del destino turístico, pero en la experiencia de Echalar, esta agencia de viajes del Gobierno no tenía paquetes disponibles hacia Orinoca al menos para visitantes que querían conocer el lugar.
«Te pedían que te organices con 30 personas, te ofrecían algo que era totalmente inviable como organizar tu viaje».
Alejado del circuito turístico internacional, el «museo de Evo» se levanta sobre el altiplano orureño como un elefante blanco que ahora requiere de al menos Bs 2 millones para su refacción, según la versión de un exasambleísta de ese departamento. (Brújula Digital)