La minería no es reciente, se remonta 20 años atrás, pero “antes nos respetaban”, dice Mario, porque esa actividad era a 300 metros de la orilla hacia el medio del río, pero ahora trabajan sobre el barranco poniendo en riesgo la tierra y la actividad productiva de los comunarios.
Mario es oriundo de la zona, tiene 11 hijos, todos bachilleres, estudiaron con el esfuerzo de sus padres que vivieron de la producción del cacao y chocolate procesado. Esto les permitió salir adelante, pero ahora teme que la actividad minera termine con su sistema agroforestal.
Construir su sistema agroforestal le representó muchos años de esfuerzo, compromiso e inversión, además de convertirse en un modelo de aquellas instituciones que apoyaron la iniciativa productiva. Pero ahora las mineras ponen en duda la seguridad de sus tierras.
Las cooperativas auríferas están ocasionando el desvío del cauce del río, han empezado a trabajar cerca de los barrancos, están contaminando con mercurio los ríos Beni y Madre de Dios, usado por los mineros para la extracción de oro, cuenta al citar algunos de los problemas.
Desconoce si esas cooperativas que operan en la zona tienen licencia de funcionamiento, pero teme que hasta el próximo año tanto remover la tierra en el río y afectar el barranco termine cediendo y llevándose toda la plantación que es el trabajo de años.
“Creo hasta el año ya no habrá esta isla, se nos ha ido toda la producción, esto no es natural es provocado por los mineros, si fuera natural estaríamos callados”, comenta Mario.
El investigador y biólogo, Vincent Vos, conoce la experiencia y el trabajo de Mario Huari, dice que es un “caso ejemplar” porque durante una década ha trabajado en su sistema agroforestal para la producción de cacao.
Señala que desde hace muchos años ha venido denunciando y expresando su preocupación por el trabajo de las dragas y balsas que cada vez hay en mayor cantidad operando en los ríos, acercándose al barranco donde encima se encuentra su sistema agroforestal.
Esta situación pone en riesgo las plantas porque cada una produce Bs 500 en cacao, por lo que si se caen -por ejemplo- 100 plantas al agua esto es muy significativo y preocupante para un productor que se dedica solo a esta actividad y que vive de la misma.
“Además, no hay un esquema de indemnización. Mario no tiene ninguna posibilidad de reclamar porque la AJAM está en La Paz y no tiene ninguna posibilidad de recuperar” lo que pudiera perder si se sigue afectando los barrancos donde hay tierras productivas.
Cree que pueden existir otros casos, Huari asegura que existen otras familias cuyas tierras y producción están en riesgo, pero que por temor prefieren no denunciar y callarse con las consecuencias que ello representa.
“Hay que investigar el caso de Mario para ver qué parte es culpa de las dragas y qué parte es por el curso natural del río”, manifestó a la ANF.
USO DEL MERCURIO
Vos confirma la preocupación que existe en torno a los efectos medioambientales que causa el uso del mercurio en la minería aurífera, especialmente por la cadena en la bioacumulación del metal pesado que tiene impacto a diferentes niveles.
Explica que la contaminación se origina en la zona subandia porque la minería es muy fuerte en los municipios de Guanay, Alto Beni, Apolo, en todo el norte paceño, generando que los ríos fluyan contaminados hacia la amazonia.
“Esta agua viene hacia la amazonia, todo lo que es el río Beni, desemboca en Riberalta y pasa por pueblos del departamento de Beni y de Pando”, describe.
Similar situación se presenta en la frontera entre Beni y Santa Cruz donde hay mucha extracción de oro, el agua desemboca en el río Mamore hacia Guayaramerin. “Esos ríos grandes tienen altos niveles de mercurio; en el río Madre de Dios, es peor o el río Beni”, asegura.
Aunque en los últimos años también se empezó a dar permiso para entrar en el río Orton (Orton, es un río en la región amazónica, afluente del río Beni, que discurre por el departamento de Pando), y Tahuamano que son ríos menores donde ha entrado la minería a causa de los altos precios del oro.
Si bien la minería tradicionalmente ha sido una actividad principalmente andina, en los últimos años también ha ganado importancia en otras partes del país, incluyendo la Amazonía. Una evidencia es que el valor de las exportaciones de oro en Beni sobrepasó el valor de otros productos tradicionales como la carne vacuna o la castaña.
La contaminación afecta a la mayoría de las comunidades que están sobre la orilla de los ríos, al menos 50 de ellas deben estar sufriendo los efectos del mercurio, afirma Vos.
En la zona se ven en especial balsas que trabajan en la extracción de oro a diferencia de Cachuela Esperanza en Riberalta donde se construyeron enormes dragas que encontraron resistencia para operar, por eso negociaron la conformación de cooperativas e involucraron a comunidades como parte de la cadena productiva de extracción.
“Son esas cooperativas que tienen el poder de aprovechar y manejar dragas relativamente sencillas. Y hay cantidad de balsas ilegales”, sostuvo Vos. Sospecha que la mayoría de las cooperativas tienen capitales extranjeros que garantizarían la inversión, “los permisos y la flexibilidad en las normas”
SIN INFORMACIÓN
El Gobierno Autónomo Municipal de Gonzalo Moreno no tienen información acerca de los problemas que enfrentan las comunidades como consecuencia de la actividad minera, la responsable de la Unidad de Medioambiente dijo a la ANF que solicitaron datos a la Gobernación.
En tanto que la Dirección de Gestión de Riesgos manifestó que en una reunión de Miraflores efectivamente les hicieron conocer sus preocupaciones respecto la extracción del oro. “Teníamos conocimiento de dos, una empresa aurífera y otra particular, hay una cooperativa y una individual”, dijo la responsable, aunque no dio mayores detalles.
CHOCOLATE
Mario contó que durante muchos años contaron con el apoyo de las ONG, ya sea través de cooperación económica o en la reforestación. El municipio de Gonzalo Moreno tiene un perfil de productor de cacao, los comunarios venden en Riberalta su producto donde hay una planta procesadora de chocolate.
Con satisfacción, pero a la vez con temor cuenta que hace seis años realizó un censo de su plantación con el apoyo de CIPCA Norte, lo que le permitió establecer que su esfuerzo de años costaba aproximadamente Bs 1.600.000, aunque ahora vive con la permanente preocupación sobre lo que puede pasar con sus plantaciones.
“Todos estábamos contentos en mi familia, para que se nos pierda y no se nos reconozca eso es lo triste, porque de ahí sale para la educación, alimentación, salud de mis hijos y de toda la familia” manifestó.
Mario decidió denunciar para que las autoridades asuman medidas, pero también para que quede registrado ante cualquier consecuencia producto de las operaciones mineras.
Insiste, en “mi familia nos dedicamos solo al chocolate, vivo de este producto, si se me acaba esto ¿Qué voy a hacer?” cuestionó, porque si bien tiene madera de mara demanda mucho tiempo trabajar en este rubro.
“Hasta ahorita no he perdido nada, mis compañeros han perdido. Yo estoy bordeando, tanto arriba como abajo estaban trabajando los mineros, yo quedo en una puntita”. “Prefiero denunciar porque mis plantaciones están en riesgo”, cuenta a la ANF.
Mario ha participado en certámenes internacionales por el buen cacao y chocolate que produce y ha obtenido reconocimientos, demanda a las autoridades velar por esta región que requiere un mayor cuidado y protección. (ANF)