De origen humilde, hija de padres aymaras, dice que consolidará sus motivaciones de estudiar su idioma materno.
Nació el 2 de noviembre de 1995, en la comunidad de Villandrani ubicada en el Distrito 9 de la ciudad de El Alto. Hija de José Mamani y María Macías, es la menor de sus dos hermanos: Rubén y Marina, ambos ya formaron sus propias familias. Es la única que optó por una vida vinculada a una carrera profesional.
Es orgullosa de sus padres porque le encaminaron y apoyaron para que termine su carrera, aunque ellos no tuvieron la suerte de terminar sus estudios. Su papá es agricultor y ganadero, cursó hasta el tercero de primaria; mientras que su mamá que se dedicó a la artesanía y es tejedora, no terminó la primaria.
Sus padres desde niña le enseñaron que la vida está llena de responsabilidades, por eso, desde su infancia Mery y sus hermanos tenían tareas asignadas que debían cumplir antes de ir al colegio. Ella debía recoger la bosta (estiércol de los animales), ayudaba a su mamá a ordeñar a las vacas y pastarlas; su hermana debía preparar el desayuno y pastorear a las ovejas; mientras que el varón alimentaba a los chanchos.
“Es un trabajo del cual no me siento apenada, es un trabajo que pienso que debo retribuir a mis padres por todo el esfuerzo que han hecho ellos de que yo pueda terminar el colegio”, contó en una entrevista a la ANF.
Mery estudió primaria en la Unidad Educativa Villandrani, recuerda que cuando ingresó solo había tres aulas, pero que, con el crecimiento poblacional, los padres de familia y los comunarios hicieron un esfuerzo para ampliar la capacidad del establecimiento.
Tan pronto como concluyó sus estudios de secundaria, en 2013, Mery ingresó a la Universidad Pública de El Alto (UPEA) en 2014 para estudiar la carrera de Lingüística. Comenta que optó por esta carrera por la influencia de su profesor de Literatura y Lenguaje en el colegio un lingüista de profesión, Elías Gutiérrez.
Notablemente contenta y satisfecha por su decisión recuerda a su maestro, dice que tenía una forma muy singular y “bonita” de hablar, esperaba llegar a ser como él, aunque nunca pensó que avanzaría tanto hasta salir de Bolivia becada para continuar estudiando a profundidad su propia lengua materna.
Mery siempre sintió el apoyo y confianza de sus padres para elegir su profesión. “Me decían tú ya sabes, ya has terminado el colegio, tú piénsalo. Si te gusta eso (la carrera de Lingüística), nosotros vamos a apoyarte, no te vamos a decir que no. Eso es lo que me decían mis papás”, recordó.
Sus progenitores financiaron su carrera universitaria. Aunque decidió trabajar de manera eventual para dejar de depender de sus padres, decisión que asumió cuando una vez le robaron el poco dinero que tenía para sus pasajes.
Empezó trabajando en un negocio donde solo necesitaban personal los fines de semana. Consciente de su situación económica, Mery recuerda que siempre trató de ahorrar y gastar lo menos posible, y así destinar los recursos a sus actividades académicas. Después accedió a una beca de auxiliatura.
Cinco años más tarde, en 2018, Mery logró su primer objetivo, terminó sus estudios universitarios. “En algún momento estando en la universidad pensé y vi a muchos profesionales que no tienen trabajo, entonces se me entraba el pensamiento de que quizá hubiese estudiado un área más financiera”, comentó, pero pese a eso Mery se ratificó en su decisión y continuó hasta obtener su título profesional en 2020.
“Como yo llevaba el aymara, me gustó mucho la materia de morfología, me he agarrado de eso, entonces he seguido adelante, además no me ha faltado razones para querer terminar la carrera, porque oportunidades hay muchas, pero quien las aprovecha”, argumentó.
Tras egresar de la universidad, Mery trabajó en la traducción de textos, también tuvo la oportunidad de ser docente en instituciones pequeñas para enseñar el idioma aymara.
Posteriormente, Mery conoció y accedió a los cursos ofrecidos por Linguistics Summer School Bolivia, una institución sin fines de lucro que tiene como propósito “establecer cursos y eventos (coloquios, charlas, etc.) para promover la investigación lingüística y sus distintas ramas a favor de las lenguas bolivianas” publicó ANF.
Esos cursos fueron una motivación para estudiar su lengua materna como una ciencia, la impulsaron a profundizar sus conocimientos sobre la gramática del idioma aymara.
“Cada año realizan cursos donde participan lingüistas extranjeros, bolivianos, con hablantes nativos, originarios y ahí se puede compartir diferentes ideas, puede compartir diferentes culturas, entonces ahí ha empezado mi motivación por querer estudiar lingüística en el área de aymara como ciencia, de ahí empieza mi motivación por querer conocer mucho más sobre la gramática del aymara”, sostuvo.