Indicó que el problema del cambio climático es algo que atañe a nuestro país, no solo porque sufre las consecuencias de las heridas del medioambiente sino porque contribuye a las mismas. “Cada día que pasa el mundo se acerca a un punto de no retorno y no hay tiempo que perder”, manifestó en su homilía dominical.
El mensaje fue formulado a propósito de la devastadora inundación de Tréveris en Alemania, donde en días pasados se reportaron decenas de personas fallecidas, cerca de 1.300 desaparecidas y dejando múltiples calles inundadas.
Gualberti dijo que esto es consecuencia del cambio climático provocado por la codicia e irracionalidad humana que no repara en herir a la madre tierra con incendios de las florestas, e incluso, las reservas y los parques naturales, la explotación salvaje de recursos no renovables y la contaminación del aire y del agua, entre otros, hechos que ponen en riesgo a la subsistencia de la humanidad.
Afirmó que la paz del mundo no solo se experimenta cuando no hay conflictos ni guerras, sino que la paz se vive derrumbando los muros sociales, políticos y económicos que nos separan y cuando nos relacionamos entre todos y compartimos el modo justo y equitativo los bienes que Dios ha puesto a nuestra disposición, reportó Erbol.
“Nosotros en los momentos difíciles del fracaso, de incomprensión o el abandono, hemos podido experimentar la compasión del Señor que ha devuelto la confianza y esperanza de una vida nueva, por eso uno debe ser misericordioso y compasivo con los demás. La compasión nos da la libertad de superar nuestro miedo y ser personas justas y solidarias que están al lado de los que sufren y de los marginados de la sociedad”, manifestó.