El arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, dijo que esta ocasión sirve para pensar en el drama de miles de hermanos que han tenido que dejar a su país, su familia y sus pertenencias, huyendo de la persecución política, religiosa, racial o de otra clase para salvar sus vidas.
“Varios de ellos están en nuestro país y piden seguridad, acogida y trabajo para el sustento de cada día, mientras las condiciones se den para volver a su tierra natal. La situación de los hermanos ha empeorado por la pandemia y no caigamos en la indiferencia”, manifestó durante su homilía.
Recuerda que todas las personas tienen dignidad y nadie puede esgrimir argumento alguno ni capacidades personales, ni dinero ni oficio o profesión, ni poder político u otras consideraciones, para creerse superior y someter a los demás bajo su albedrío.
Dijo que cada persona tiene un don que Dios le ha dado para poner al servicio del prójimo y del bien común, enriqueciendo el plan de salvación que implica un compromiso para que el mundo se vaya levantando sobre los valores evangélicos de la fraternidad universal, la libertad y la verdad, la justicia y la paz.
Admitió que después de más de 2.000 años, todavía se ven tantos odios, divisiones, injusticias, discriminaciones y guerras, que pueden cuestionar la eficacia del plan de salvación de Dios. Sin embargo, indicó que el crecimiento de ese plan a menudo pasa desapercibido para nuestro mundo porque no hace ruido como los escándalos, el mal, la violencia, la guerra y la muerte, hechos magnificados por medios de comunicación sensacionalistas, que buscan captar audiencia sin preocuparse del grave daño que pueden causar en particular en las jóvenes generaciones, reflejó Erbol.
Dijo que la cultura y la sociedad carente de referencias éticas y de valores humanos no logra entender que la misión del poder público es de servicio a la persona, a la sociedad y al bien común y prefiere poner al centro intereses políticos y económicos buscando por cualquier medio lícito o ilícito la sumisión de la justicia y la propaganda engañosa.