El Silala ha sido y es un cerro, jamás fue un río transfronterizo. Es una colina en cuya base están los depósitos hídricos Quetena canalizados artificial y clandestinamente por los ingenieros de la empresa chilena ‘Bolivian Railway’ para sustraer y vender el recurso hídrico a todo el norte de Chile, a su empresa minera del cobre (Chuquicamata) y a la población consumidora, a precio comercial para beneficio de empresarios chilenos, quienes son respaldados por la intervención del Gobierno de Chile, afirmó el ingeniero Jorge Edgar Zambrana Jiménez.
En 1908 la Prefectura de Potosí entregó la concesión del uso de aguas del bofedal Silala a la empresa The Antofagasta and Bolivia Railway Company Limited, con el propósito de asegurar su abastecimiento para el funcionamiento del ferrocarril en el tramo entre Antofagasta y Oruro, para ello se empezaron a construir algunos canales de tierra artificiales para captar los depósitos acuíferos. Entonces, a la empresa se le abrió el apetito y empezó a comercializar el agua sin permiso de Bolivia.
A mediados del Siglo XX las locomotoras de vapor dejaron de transitar y dieron paso a las locomotoras a diésel que no utilizaban agua, pero el aprovechamiento clandestino del agua del bofedal no se frenó.
Tras el reemplazo de las locomotoras, la empresa anglo-chilena continuó y acrecentó con la construcción, esta vez prepotente, de canales de cal y piedra, tuberías y acequias, acrecentando la venta del agua a consumidores chilenos de ciudades aledañas.
Obviamente esto no estaba previsto en la concesión original, por consiguiente, el contrato de concesión de 1908 a favor de esta empresa quedó sin efecto; pero una vez más la inteligencia de la geopolítica chilena se movió para anticiparse a los hechos y contando con el silencio cómplice de las autoridades bolivianas aumentó la sustracción indiscriminada de las aguas.
El problema no solo es jurídico sino de sentido común. en efecto, si el inventado “río Silala” es internacional, como sostenía la Cancillería chilena, ¿por qué se solicitó a Bolivia la concesión de sus aguas, en lugar de utilizarlas directamente luego de que ellas, supuestamente, cruzan la frontera?
NO HAY RÍO NATURAL
Jamás ha existido un río natural en esa desértica zona, las aguas brotan, se encharcan y se evaporan. No fluyen a Chile ni por arriba ni subterráneamente. nunca llueve en el sitio; por lo tanto, no hay posibilidades de formación de acuíferos subterráneos de recarga de la zona. No hay filtración ni flujo desde la superficie del terreno que genere el movimiento descendente del agua. Por lo tanto, en la región del Quetena no hay agua para formar ningún río; solamente existen aguas inmovilizadas desde hace diez mil años dentro de las cumbres.
Esa agua aflora a 4.300 metros en la superficie del bofedal (pradera de agua con vegetación), en terrenos de 11 hectáreas exclusivamente en suelo boliviano, aguas que solo se pueden utilizar una sola vez por no contar con agua de recarga. Más temprano que tarde, se van a agotar completamente.
Los bofedales del Quetena, localizados a distintas alturas y en varios sitios de la zona, muestran el agua que aflora que no es suficiente para discurrir naturalmente por la superficie y más tarda en aflorar que en evaporarse.
Ahora bien, los chilenos argumentan que las aguas llegan hasta la costa chilena por vía superficial. Y ello les ha conducido a tomar, mediante más canales y tuberías artificiales, nuestra agua pura y limpia del Quetena, invadiendo impunemente la zona y haciendo creer a todo el mundo, incluso a los delegados nuestros en La Haya, que existe un “río transfronterizo” llamado por ellos “río Silala”.
Para más abundamiento de la no existencia de un inventado río natural llamado Silala por los chilenos, se puede consultar el informe completo del Ingeniero boliviano Antonio Bazoberry: “El mito del Silala”, en el que se prueba científicamente que tal río nunca ha existido. Además, el libro “El Silala no es un río” de la Unión Nacional de Defensores de los Recursos Naturales de Bolivia, ha demostrado ampliamente que el Silala es un bofedal, y nunca ha existido el tal río inventado por Chile.
Por otra parte, el ilustre investigador chileno doctor Cástulo Martínez ha escrito su libro “Las Aguas del Silala”, en el que relata la historia de cómo dos empresas chilenas, una estatal y la otra privada, atentan contra la soberanía de Bolivia al despojar las aguas del bofedal Quetena, mal llamado Silala, sin que aparezcan los militares bolivianos para cumplir su tarea de protección.
Las aguas del bofedal Quetena, mal llamado Silala, se canalizan de la siguiente forma: 94 brotes de agua que son colectados por medio de canaletas clandestinas construidas de cal y piedra que vacían el agua a un canal central, que haciendo un recorrido de 2.500 metros, se reúne con otro canal similar que lleva las aguas de otras vertientes que se hallan próximas a la frontera, dentro del territorio boliviano.
Por tanto, los dos canales provenientes de ambas zonas de las vertientes se reúnen en un canal central formando un caudal de consideración que se conecta a una caja de agua llamada la Primera Toma o Desarenador, la cual está ubicada en Bolivia, en la quebrada del cerrito Silala, a 600 metros de la línea fronteriza. Dicho canal que alimenta esa caja de agua tiene una profundidad de 1.30 metros y un ancho de 1.20 metros.
De esta primera toma sale una cañería central de 12 pulgadas que cruza la frontera y se interna 10 kilómetros en territorio chileno hasta una Segunda Toma donde se almacenan las aguas y son luego llevadas mediante cañerías distribuidoras para surtir del preciado elemento a las ciudades y pueblos de Calama, Antofagasta, Mejillones y Tocopilla, y principalmente a la mina Chuquicamata para que Chile pueda seguir explotando el cobre que ha usurpado a Bolivia.
Nunca se ha visto en el mundo que exista un río en cañerías y quieren hacerle creer eso a la Corte de La Haya.