A pesar de los compromisos hechos por parte de la Federación Andina de Choferes 1ro. de Mayo a la cabeza de su dirigente Víctor Tarqui, de realizar un control en este tema, los abusos, el trameaje y el mal trato por parte de los operadores continúan, donde el usuario debe estar sujeto a las arbitrariedades que cometen los dueños de los minibuses.
Los puntos donde con mayor frecuencia se cometen estas actitudes son en las extrancas de Río Seco, Senkata, Cruce Villa Adela, Ballivián entre otros que sirven como punto de referencia para la cancelación en tramos cortos de Bs 1 y con incremento de 50 centavos pasando los mismos.
Sin embargo, este trameaje que han consolidado los operadores del transporte público de minibuses de forma ilegal ha logrado que solamente operen en los tramos cortos, donde descargan pasajeros y nuevamente llenan otro grupo de usuarios y de esta forma logran un mayor rédito económico.
De esta forma, el pasajero que sale desde un punto de la urbe alteña, para llegar hasta la Ceja de El Alto, llega hasta las extrancas o puntos de referencia con un boliviano, pero debe tomar otra movilidad para llegar a su destino, con otro boliviano, llegando a invertir 2 bolivianos incluido su retorno, lo que debería ser desde la parada hasta la Ceja Bs 1,50, tarifa del tramo largo.
Este tipo de alteraciones en los pasajes por parte de los choferes de este servicio público ha hecho que el usuario pague más de lo debido, donde para llegar a su destino en muchos de los casos debe utilizar hasta cuatro minibuses, actitud de los operadores que no puede ser controlado en la ciudad de El Alto.
Otro de los problemas que a diario se puede evidenciar, es la falta de control por parte del Organismo Operativo de Tránsito (OOT), instancia policial que prácticamente ha desaparecido de aquellos lugares donde existen este tipo de problemas.
De la misma forma, no se puede advertir la presencia de la Guardia Municipal de Transporte (GMT), instancia pública que a pesar de los compromisos con la ciudadanía de realizar un control estricto en este tema brillan por su ausencia.
Producto de esta alteración en las tarifas del transporte público, los reclamos por parte del usuario son constantes, pero como respuesta solo reciben un maltrato verbal por parte del conductor que sin reparar si es una persona de la tercera edad o una dama la que reclama tiene que escuchar las malas palabras que emplean para justificar los trameajes que realizan