La educación y el aprendizaje se rezagaron a nivel mundial a causa de la pandemia y las cuarentenas, a pesar de la suspensión de restricciones, el nivel todavía está lejos de hace unos 10 años, pues los estudiantes no pueden ni siquiera recuperar la pérdida del 2020. Ante este panorama, el Banco Mundial plantea cuatro ejes para aminorar los efectos y revertir la situación, entre ellos están: escuelas abiertas, aumento de horario de clases, así como elaboración de adaptaciones curriculares para los estudiantes.
Bolivia al igual que otros países, perdieron terreno en el tema educativo y aprendizaje, ya la fecha la recuperación todavía está lejos, pues no se cumplen al 100% los programas educativos, y a pesar de ello ya terminaron las clases.
Una de las recomendaciones del Banco Mundial es ampliar los horarios y dejar escuelas abiertas. En Bolivia algunos establecimientos concluyeron sus labores educativas mientras otras todavía están en proceso, pero la clausura se fijó para diciembre.
Análisis
Los últimos puntajes de matemáticas y lectura en Estados Unidos mostraron disminuciones preocupantes debido a los daños causados por la pandemia y a los cierres de escuelas. Para muchos países en desarrollo, los impactos de esta conmoción son aún más graves, dado que se traducen en una crisis del aprendizaje que pone en peligro a toda una generación de niños, reflexiona el presidente del Banco Mundial, David Malpass, en su artículo publicado en el bloq de la organización, titulado «Revertir la crisis mundial del aprendizaje para evitar que una generación de niños pierda el rumbo».
«Nada menos que el 70 % de los niños de 10 años de las economías de ingreso bajo y mediano no puede leer ni comprender un texto básico; es lo que conocemos como «pobreza de aprendizajes», señala el Ejecutivo del organismo mundial.
Los déficits de aprendizaje ya eran considerables antes de la pandemia, pero se profundizaron cuando el covid-19 paralizó los sistemas educativos de todo el mundo. Esta situación podría ocasionar enormes pérdidas de productividad e ingresos, y poner en peligro el bienestar futuro de una generación de niños y jóvenes. Los Gobiernos y la comunidad internacional del desarrollo deben actuar con rapidez y determinación.
Durante la pandemia, los estudiantes no lograron ninguno de los avances de aprendizaje habituales mientras las escuelas estuvieron cerradas, a pesar de los intentos por llegar a ellos mediante el aprendizaje a distancia.
Por ejemplo, durante los siete meses de cierres, los estudiantes de Malawi perdieron 18 meses de aprendizaje, dado que no aprendieron nuevas habilidades y olvidaron parte de lo que ya habían aprendido.Y en São Paulo (Brasil), una de las primeras grandes jurisdicciones en medir rigurosamente las pérdidas de aprendizaje, las disminuciones fueron tan grandes que los puntajes retrocedieron a los niveles de aprendizaje medidos hace 14 años en matemáticas y hace 10 años en lectura. También se han registrado grandes pérdidas en India, Bangladesh y México.
En Bolivia, en 2020 se tuvo que clausurar el año escolar pues el sistema de salud no se encontraba a la altura de los desafíos que implicaba el covid-19, a pesar de los esfuerzos realizados por el Gobierno de turno.
En 2021, el inicio de clases enfrentó también problemas, pues no sabían si comenzar de manera presencial o combinar todos, semipresencial y a distancia, debido a que el internet y la pobreza tecnológica de algunos hogares eran evidentes aún.
A eso se sumó la falta de preparación de los maestros en el manejo de la tecnología, a pesar de que contaban con latops antes de la pandemia, no lograron aplicar la educación on line, debido al desconocimiento sobre el tema.
En el gobierno de transición las críticas llovieron porque los maestros no estaban preparados, y el Ministro de Educación de entonces aceleró la capacitación de los profesores en el manejo de tecnologías, pero no llegó a todos.
Malpass asegura que si se actúa ya, tenemos la oportunidad de recuperar las pérdidas de aprendizaje.
Apertura
La mayoría de las escuelas ya han abierto nuevamente sus puertas, pero volver a la misma forma de enseñanza que antes de la pandemia no será suficiente para recuperar las pérdidas. A los estudiantes les resulta difícil seguir el ritmo de los docentes y de las clases. Corren el riesgo de perder el interés y de atrasarse tanto que terminen abandonando la escuela. Las niñas corren especial riesgo, asegura el Ejecutivo del Banco Mundial.
Ante ese contexto adverso, señala que para recuperar las pérdidas de aprendizaje y transformar la educación, es necesario seguir cuatro pasos.
El primero que menciona se refiere a que los países deben mantener las escuelas abiertas y aumentar las horas de instrucción semanales. En Kenya y México, por ejemplo, los Gobiernos han ampliado el calendario académico reduciendo los días feriados.
En segundo lugar plantea que para acelerar el aprendizaje, las instituciones deben ajustarse cuidadosamente al nivel de aprendizaje de los estudiantes. Un ejemplo de esto es el innovador programa Enseñar en el Nivel Adecuado (i), que se puso en marcha en India y en cuyo marco se agrupó a los niños según las necesidades de instrucción, y no según la edad o el grado.
En el tercer planteamiento, sostiene que es fundamental hacer hincapié en el aprendizaje básico. La sobrecarga de contenidos de los planes de estudio puede ser un gran obstáculo para la recuperación del aprendizaje. Centrarse en la alfabetización, los conocimientos de aritmética y las habilidades sociales ayuda a docentes y estudiantes a orientar sus esfuerzos con mayor eficacia. Países como Sudáfrica y Chile están trabajando para orientar sus planes de estudio a mejorar el aprendizaje básico.
Por último «y lo que es más importante»,debemos lograr que la recuperación de la crisis del aprendizaje sea una de las principales prioridades políticas y que cuente con el respaldo financiero necesario, plantea.
“Muchos países redujeron los presupuestos educativos cuando cerraron las escuelas durante la pandemia de covid-19. Los países deben elaborar programas específicos para mejorar los resultados educativos y las habilidades orientadas a brindar oportunidades de empleo a los jóvenes. Sabemos que, en este contexto de crisis de desarrollo superpuestas, los Gobiernos y las comunidades tienen dificultades para establecer prioridades en el uso de los recursos limitados. Sin embargo, también sabemos que las oportunidades de un futuro mejor están definidas por las inversiones actuales en educación”, reflexiona.
Si no se aborda, la crisis del aprendizaje podría convertirse en la peor conmoción para el capital humano de los últimos tiempos. Pero podemos evitar nuevos daños. Las familias, los educadores, los Gobiernos, los donantes, la sociedad civil y el sector privado deben trabajar juntos para apoyar a los estudiantes, los docentes y las escuelas, sugiere.