“La nueva escalada de contagios y muertes no tiene como contraparte ni vacunas ni infraestructura sanitaria suficientes. Las proyectadas cifras de crecimiento económico no se están sintiendo en la vida cotidiana; a solo cinco meses, ha reemergido la corrupción con el tráfico de tierras, y la persecución judicial ha desfondado la pacificación y concertación mínimas”, lamentó. Apuntó que el mediano plazo no arroja claridad ni perspectiva, ya que el gobierno se instaló con el discurso de “restablecer el proceso de cambio”, pero no hay ninguna señal de ello en ninguna agenda gubernamental en el futuro próximo.
Lamentó que en la oposición tampoco hayan trascendido las urgencias del momento.
“En varias alcaldías importantes han retornado antiguos líderes sin ningún signo de renovación, han sido encumbradas personalidades solo por el impulso ciudadano antimasista, o han emergido disidencias solo contrarias al caudillismo y la imposición”, aseveró.
En ese marco, Del Granado dijo que es difícil augurar proyección nacional a esos liderazgos, sabiendo que tienen por delante el desafío principal de gestionar bien alcaldías y gobernaciones, con crisis heredadas muy cercanas a la quiebra y la dramática demanda sanitaria y económica; todo ello con un gobierno centralista y sectario que, además, está dejando a las “calendas” el censo nacional y el pacto fiscal.
“Parece que se hubieran olvidado, tanto opositores como oficialistas, que la enorme complejidad que hoy sufre el país tiene su origen en el agotamiento de un ciclo estatal inaugurado hace 15 años con la esperanza nacional mayoritaria, y que develó sus fisuras y fracturas cuando también la mayoría de los bolivianos se opuso a la continuidad de (Evo) Morales y (Álvaro García) Linera identificados, hace un lustro, como responsables del autoritarismo, la corrupción y el extractivismo que vaciaron los contenidos de esa larga acumulación de los 20 años anteriores”, lamentó.
Apuntó que ese agotamiento es el que estuvo en la base de la sublevación ciudadana de 2019, cuando el desconocimiento del 21-F, fue desbordado ya con la fractura de la Constitución y el fraude.
Lamentó que el Movimiento al Socialismo (MAS), montado en el desprestigio total del gobierno transitorio, supuso que su “proceso de cambio” estaba intacto y que su victoria electoral de 2020 abría automáticamente su continuidad solo interrumpida por los “golpistas”.
“Parece que, hasta hoy, los masistas no han mirado críticamente ni las graves desviaciones cometidas ni su agotamiento prematuro. Es notoria su sequía ideológica, al igual que su infertilidad de liderazgos entrampados en estructuras excluyentes. Y los partidos contrarios al MAS, luego de algunas formulaciones programáticas de 2019 y 2020, poco difundidas y nunca asumidas, jamás plantearon la continuidad de un debate político que alumbre el presente y el futuro, preocupándose solo de lograr espacios en gobernaciones y alcaldías, para ahora rasgarse las vestiduras frente al atropello del masismo antigolpista”, advirtió.
En ese marco, la exautoridad edil dijo que la alianza Creemos, apenas representa el recambio político de las élites conservadoras del oriente, y Comunidad Ciudadana, que ha perdido conciencia del hueso de la crisis, no da señal de opción alguna, con el riesgo de quedarse vegetando en los curules.
“Ha terminado la transición electoral, pero continúa pendiente la transición hacia nuevas formas estatales. El MAS ha renunciado a su refundación, pero una oposición decantada no puede renunciar a la construcción alternativa”, dijo.
70 % DEL TERRITORIO
TOMADO POR EL MAS
Apuntó que el 70 % del territorio nacional será gobernado por el MAS, pero un porcentaje mayor de la población se inclinó por gobernantes subnacionales contrarios o distintos al gobierno.
El exalcalde recordó que el MAS fue derrotado en seis de nueve gobernaciones y en ocho de las diez alcaldías más importantes del país, pero habría salido victorioso en 237 municipios, en dos ciudades capitales y en tres gobernaciones.
“Se ha ratificado la distancia de los electores de las grandes ciudades respecto del MAS, pero también la presencia hegemónica de éste en casi toda el área rural y provincial. Varios y distintos liderazgos urbanos han sido consagrados frente a los candidatos del oficialismo pero la oposición al MAS casi es inexistente en la enormidad espacial de lo rural”, dijo.
En ese marco, sostuvo que el MAS es nuevamente el partido de gobierno y el único con presencia nacional; la oposición política que disputó las elecciones nacionales el 2020, se ha reducido a dos bancadas parlamentarias y está casi ausente, como opción política, en el conjunto del país.