Los artesanos de la isla Suriqui, expertos constructores por generaciones de grandes embarcaciones transoceánicas de totora que surcaron en alta mar en diferentes expediciones, coincidieron en afirmar que los totorales del lago Titicaca, planta subacuática utilizada como alimento, medicina y materia prima, son afectados por la contaminación ambiental, se ennegrecen, debilitan y son inutilizables para la elaboración de artesanías.
Explicaron que la contaminación de los totorales se produce por las aguas residuales que llegan al lago sagrado y que provienen de El Alto, Laja y Viacha. Diariamente miles de litros de aguas negras ingresan al lago Titicaca, afectando a la fauna y la flora del lugar. “Actualmente se tiene que buscar totora o seleccionar aquella que no está ennegrecida para después utilizarla en la elaboración de artesanías, antes solo se seleccionaba por el grosor que tenían los tallos”.
En la isla Suriqui se cuenta con grandes extensiones de totorales, que es la materia prima para la elaboración de las tradicionales balsas de diversos de tamaños, además de artesanía utilitaria y de ornamentación. La planta acuática fue usada también por antiguas culturas prehispánicas para la construcción de grandes embarcaciones, así lo demostraron las expediciones que realizaron los navegantes, el noruego Thor Heyerdahl y el español Kitín Muñoz en sus célebres travesías en el océano Pacífico y el Atlántico con barcos de totora.
Otra de las expediciones que se realizó en Bolivia fue la del arqueólogo Carlos Ponce Sanginés, que navegó por el río Desaguadero en una balsa hecha de totora del lago Titicaca. Las navegaciones demostraron que la totora es resistente para ser utilizada como materia prima en las construcciones de grandes embarcaciones.
MEDICINA Y ALIMENTO
Los habitantes de la isla Suriqui y de las demás islas del lago menor del Titicaca, que forman un archipiélago lacustre utilizaban la flor de la totora en infusiones como medicina natural para afecciones de dolor de estómago y solían quemar la misma flor para obtener las cenizas que servían como un cicatrizante de heridas cutáneas.
El tallo de la totora que mide, aproximadamente, unos dos metros, gran parte del mismo se encuentra bajo el agua, era consumido por los isleños y según análisis bromatológicos se evidenció que está conformado por fibra cruda en un 99,9 por ciento, alimento que es beneficioso para evitar constipaciones y prevenir el cáncer de Colon. El tallo es denominado en aymara como “chhullu”.
La raíz de la totora fue también consumida por los balseros del lago menor, que al recorrer largas extensiones sobre el agua, podían detenerse entre los totorales y extraer la raíz de la planta llamada “sak’a” en aymara y que podía refrescarlos en sus faenas laborales.
Sin embargo con la contaminación de las aguas del lago Titicaca, principalmente, en el lago menor, ya no es posible alimentarse ni con el tallo ni la raíz de los totorales, porque la planta se encuentra contaminada con nitratos y nitritos originados por las aguas negras que provienen de El Alto, Laja y Viacha.
LA QUEMA DE TOTORA
El historiador aymara, Isaac Callizaya de la isla Pariti de lago menor del Titicaca, afirmó que actualmente los totorales se están secando y los comunarios proceden a quemarlos casi en todas las riberas, porque no hay alguna forma de aprovecharlos.
“Estás quemas se han dado, porque la totora ha crecido bastante, incluso en gran parte del lago se han formado verdaderos laberintos de totora, evitando una libre navegación, lo que obliga a los balseros buscar senderos o callejones en medio de los totorales, al mismo tiempo se pierden espacios en el agua para la pesca”, lamentó Callizaya.
Dijo que al no ser utilizada la totora como antes crece sin control, y se está quedando solo para el forraje y producción de algunas artesanías, sin embargo antes servía toda la planta, incluso existía una variedad para determinados usos.
Al ingresar residuos sólidos al lago menor, estos se quedan en el fondo del limo, lo que ocasiona que el fondo ascienda y sea menos profundo que origina el crecimiento de totorales en grandes superficies del lago, donde antes el limo era más profundo. (Edwin Conde)