Eric L. Cárdenas del Castillo
Todos los días escuchamos a los improvisados políticos que ejercen poder en los órganos del Estado, referirse a los problemas que plantean las organizaciones sociales, señalándolas como: una actitud “política”. Otros declaran: “yo no soy político”, cuando en verdad, ajustándonos a lo que enseña la Ciencia Política, todo lo que tiene que ver con el Estado, es un asunto político, pues la Política es la Ciencia del Estado. Más aún, los individuos que vivimos en una sociedad organizada, somos animales políticos, “zoon politikon”, como nos definió el sabio griego Aristóteles, pues vivimos en una sociedad organizada en cuanto al derecho y al poder.
La política fue inventada por los sabios griegos de la antigua Hélade, que vivían en las polis o Ciudades-Estado, de ahí que lo que tiene que ver con la “polis”, es la política. Precisamente una de las obras clásicas de Aristóteles lleva el título de “La Política”, en la que desentraña todos los aspectos de la política. La política es ciencia y arte, es ciencia porque está sujeta a método y sistema, y es arte (arte de gobernar), porque el quehacer de esta disciplina, requiere que los actos y medidas que toma el político, sean del agrado de la colectividad, por supuesto no de todos, pero sí de la mayoría.
Entre los destacados personajes de la historia de la humanidad, encontramos a muchos políticos gobernantes y pensadores de la política, que en su paso por el poder, dejaron honda huella, con luces y sombras, hierros y aciertos. Desde Pericles en la antigua Grecia, a los cientos de hombres y mujeres que pasaron por el poder e hicieron historia, otros han sido casi olvidados por su escasa relevancia, pues no olvidemos que es la historia la que juzga a los individuos que pasan por el poder político.
La política es también filosofía, pues una parte de la ciencia política, es la teoría del Estado, considerada filosofía y todos los grandes filósofos, se refirieron al poder y al derecho, pues ambas ciencias están ligadas. La política tiene que ver también con la característica del Estado, que es la ejercer poder, pues sin poder no podría existir y el poder es tomar decisiones y hacerlas cumplir, por supuesto, siempre ajustada a las leyes, y quien ejerce el poder del Estado, es el gobierno, que en el sistema democrático es elegido por el pueblo.
En unos meses los ciudadanos bolivianos vamos a acudir a las urnas, para elegir a los gobernantes por un período de cinco años, en un momento histórico difícil, pues el país atraviesa por una crisis institucional aguda, que debe ser enfrentada, en especial en el orden económico. El acto electoral es, sin duda, un acto político, ya que vamos a elegir a quienes administrarán políticamente el Estado.
La política es ciertamente un quehacer complejo, pues se trata de obtener el poder político y, para ello, se suele hacer uso de actos reprobables, en especial desde el ejercicio del poder. Por ello muchos gobernantes han oprimido y oprimen al pueblo, como son los regímenes autoritarios, que atropellan las leyes, que son un freno a los excesos del poder. En esa dirección está el periodismo de opinión, que es una suerte de “contrapoder”, de freno al uso y abuso del poder, lo que lleva a los autoritarios a perseguir a la libertad de expresión y opinión.
La política como toda actividad humana, tiene que estar ajustada al derecho y a la ética, pues el ejercicio del poder, le da al gobernante una serie de herramientas del mismo Estado, para gobernar, como el uso legal de la fuerza y la competencia de dictar normas, que bien empleadas favorecen a la sociedad, pero mal empleadas la someten a la voluntad personal del gobernante, convertido en caudillo, que se pone por encima de la ley. Para evitar los excesos del poder, está la democracia como sistema de gobierno, que mediante la división de poderes u órganos, garantiza los derechos y libertades ciudadanas.
La política como ciencia y arte de gobernar, requiere de quienes se dedican a este quehacer, estén suficientemente capacitados para el ejercicio de gobernar el Estado, pues las tareas de gobierno, demandan conocimientos, talento, y fundamentalmente ética, pues del gobierno, depende el bienestar o angustia de millones de individuos.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.