Noticia BO

La educación boliviana: un atraso de siglos

El Diario
Publicado Viernes, 21 de Febrero de 2025.
La educación boliviana: un atraso de siglos
Miguel Ángel Amonzabel Gonzales

Miguel Ángel Amonzabel Gonzales

Hace casi dos semanas, al inaugurar el ciclo escolar 2025, el presidente Luis Arce enfatizó que la mejora de la calidad educativa depende de una mayor exigencia hacia los estudiantes, especialmente en los niveles básicos. Según sus palabras, “si no exigimos en los niveles básicos y secundarios, no podremos exigir en las universidades”. Este mensaje refleja una verdad evidente sobre las deficiencias del sistema educativo, pero también pone de manifiesto un reconocimiento implícito: el sistema está fallando. Sin embargo, este diagnóstico llega tarde, cuando ya se han completado 12 años de educación que, en muchos casos, no han preparado adecuadamente a los estudiantes para enfrentar los retos del mundo actual.
Ya en 1828, el libertador y presidente de la República, Antonio José de Sucre, expresaba su preocupación por la limitada capacidad administrativa de los funcionarios del Gobierno, lo que reflejaba los problemas de calidad en la educación de Bolivia. Posteriormente, en 1843, el presidente José Ballivián denunció la vastísima ignorancia y la falta de acceso a la educación en la población, advirtiendo que, si la situación no se corregía, el país corría el riesgo de caer en un deterioro moral que inevitablemente precede a la ruina de las naciones.
A lo largo de la historia, intelectuales como Franz Tamayo, en su obra Creación de la Pedagogía Nacional (1910), señalaron las raíces profundas de la mala calidad educativa. Tamayo destacaba que muchos docentes carecían de la preparación adecuada y la vocación necesaria para enseñar. Según él, la falta de compromiso de los maestros representaba un obstáculo para el progreso de la educación. Esta mediocridad persistió, y hoy, más de un siglo después, continúa afectando el pensamiento crítico y la creatividad de los estudiantes.
A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años para mejorar la formación docente, la situación sigue siendo preocupante. Los programas de capacitación implementados no han logrado que una proporción significativa de maestros adquieran la preparación pedagógica necesaria. A la rapidez con que evoluciona el mundo de la educación, se suma la falta de formación continua, lo que impide a los docentes actualizarse y adoptar nuevas metodologías. Además, la escasa remuneración y las malas condiciones laborales agravan aún más el panorama.
La infraestructura escolar también es un obstáculo crucial para la educación en Bolivia, especialmente en zonas rurales y periurbanas, donde muchas escuelas carecen de aulas adecuadas. Esto dificulta la concentración de los estudiantes y, por ende, su rendimiento académico. Además, limita la integración de nuevas tecnologías, esenciales para una educación de calidad en el Siglo XXI. Esta deficiencia refleja una falta de inversión estatal y una planificación insuficiente para satisfacer las necesidades de las comunidades más vulnerables.
Otro problema fundamental es el currículo educativo. Aunque se han realizado algunas reformas, el sistema sigue centrado en un enfoque tradicional que privilegia la memorización y el aprendizaje pasivo, sin fomentar habilidades clave, como el pensamiento crítico, el uso de tecnologías digitales o el dominio de idiomas extranjeros. Los estudiantes egresan, en gran medida, mal preparados para un mercado laboral que exige habilidades específicas, limitando sus oportunidades en un mundo globalizado.
Las consecuencias de esta crisis educativa son profundas. La mala calidad educativa perpetúa la pobreza y la desigualdad. Muchos jóvenes, sin una formación adecuada, se ven forzados a aceptar empleos precarios o a emigrar en busca de mejores oportunidades. Este fenómeno contribuye a la fuga de cerebros y empobrece el capital humano del país. Asimismo, la falta de formación técnica y científica limita las posibilidades de desarrollo en sectores clave como la tecnología, la investigación y la industria, lo que impide la creación de una economía competitiva y diversificada. La mala calidad educativa también debilita la democracia, ya que una ciudadanía mal informada es más susceptible a la manipulación y menos capaz de participar activamente en la toma de decisiones.
Para superar esta crisis, Bolivia debe implementar reformas estructurales en su sistema educativo. El primer paso debe ser aumentar de manera significativa la inversión en educación. Esto implica no solo destinar más recursos a la construcción de infraestructura escolar, sino también a la capacitación de los docentes, la mejora salarial y la compra de materiales educativos. Es esencial que estos recursos lleguen efectivamente a las zonas más necesitadas. Paralelamente, se debe actualizar el currículo educativo, incorporando habilidades imprescindibles para el Siglo XXI, como el uso de tecnologías digitales, el pensamiento crítico y el bilingüismo.
Además, es fundamental revalorizar la carrera docente. Los maestros son la pieza clave para el cambio educativo, y su trabajo debe ser reconocido y remunerado acorde a la responsabilidad que conlleva. Mejorar sus condiciones laborales, ofrecer incentivos salariales y promover programas de formación continua es esencial para que puedan enfrentar los desafíos del sistema educativo actual. También es importante fomentar la participación activa de la comunidad educativa en la toma de decisiones y en el seguimiento de las políticas públicas.
A pesar de las promesas y diagnósticos recientes, la crisis educativa en Bolivia no muestra señales claras de solución. La falta de inversión sostenida y la incapacidad del sistema para adaptarse a los desafíos del Siglo XXI persisten como los mayores obstáculos. La educación sigue siendo una deuda pendiente que se arrastra desde hace siglos y, si no son tomadas decisiones urgentes y profundas, el país continuará siendo prisionero de una formación obsoleta que condena a las futuras generaciones a empleos precarios. Si nada cambia, el futuro de los jóvenes bolivianos será tan incierto como el presente que vivimos hoy.

El autor es Analista e Investigador socioeconómico.



Últimas noticias
Mal nacional
Mal nacional
Juan José Toro Montoya...
Inminente segunda vuelta electoral
Inminente segunda vuelta electoral
Juan Carlos Ferreyra Peñarrieta...
El ucraniano desnudo
El ucraniano desnudo
sin entradilla...
Las Malvinas venezolanas
Las Malvinas venezolanas
sin entradilla...
Jhonny Vargas
Jhonny Vargas
sin entradilla...
El oficio del buscapeguismo
El oficio del buscapeguismo
Luz Castillo Vacano...
El proceso eleccionario
El proceso eleccionario
Severo Cruz Selaez...
El imperativo de ganar por el voto
El imperativo de ganar por el voto
Ignacio Vera de Rada ...
Campaña al revés
Campaña al revés
Humberto Vacaflor Ganam...
Sube precio de canasta familiar
Sube precio de canasta familiar
Severo Cruz Selaez...
Bajo crecimiento económico de Bolivia
Bajo crecimiento económico de Bolivia
Luis Fernando Romero Torrejón...
¡Que viva el Carnaval!
¡Que viva el Carnaval!
Eric L. Cárdenas del Castillo...
Putin humillado tres años
Putin humillado tres años
David Foronda H....
Litio: el despertar
Litio: el despertar
Juan José Toro Montoya...
Diplomacia errabunda
Diplomacia errabunda
sin entradilla...
Embriaguez de Poder
Embriaguez de Poder
sin entradilla...
Estado de proyectos mineros estatales
Estado de proyectos mineros estatales
Jorge Espinoza Morales ...
Preocupantes indicadores económicos
Preocupantes indicadores económicos
Luis Fernando Romero Torrejón...
La confianza perdida
La confianza perdida
Ronald Nostas Ardaya ...
Principio de autoridad
Principio de autoridad
David Foronda H....
Remar corazón a corazón nos reanima
Remar corazón a corazón nos reanima
Víctor Corcoba Herrero...
¡Acorralado!
¡Acorralado!
sin entradilla...
Candidatos de la amnesia
Candidatos de la amnesia
Humberto Vacaflor Ganam...
Sobre contratos para explotar el litio
Sobre contratos para explotar el litio
Milton L. Lérida Aguirre...
La política: ciencia y arte
La política: ciencia y arte
Eric L. Cárdenas del Castillo...
La hora de las garrapatas
La hora de las garrapatas
sin entradilla...

Encuesta

No hay encuestas activas para participar. Puede consultar nuestras encuestas anteriores