Willy Marcos Chipana Mamani

Cuando se anunciaba: “Desde la próxima semana el pasaje va a subir, ya no va a ser Bs 1,50”, me pregunté ¿qué va a pasar con las familias de escasos recursos si sube el pasaje?

Esta situación se refleja en el hecho de que los precios de la canasta familiar continúan en constante subida y no existe reactivación económica, como reflejo de un estancamiento en el crecimiento. Esta situación por la que atraviesan los bolivianos se denomina estanflación, lo cual se consolidó e hizo metástasis en la economía del país.

La estanflación es un fenómeno que combina un proceso inflacionario y un enfriamiento de la economía; en otras palabras, es una situación en la que una economía experimenta una alta inflación y un crecimiento económico lento o negativo al mismo tiempo.

Los principales efectos de la estanflación son el empeoramiento de las condiciones de vida de las personas, especialmente de los estratos más humildes, que además ven mermadas sus posibilidades de prosperar. Además, el estancamiento financiero y la bajada en la rentabilidad de la actividad bursátil.

También la inflación es el aumento de los precios de los bienes y servicios en una economía. Ahora bien, durante la gestión de Evo Morales entre 2006 y 2019, el mayor índice de precios al consumidor (IPC) se registró en 2008, cuando llegó al 11,85% y el menor fue en 2009 con el 0,26%.

En el caso del gobierno de Luis Arce, entre 2021 y 2024, el índice de inflación registró un constante aumento, porque en 2021 fue del 0,9%, en 2022 el 3,12%, en 2023 el 2,12% y en 2024 el 9,97%. En enero de 2025, la inflación fue del 1,95%, lo cual representa el 26% con relación al IPC proyectado para este año en el Presupuesto General del Estado (PGE) que es del 7,5%.

En el caso del crecimiento económico durante la gestión de Evo Morales entre 2006 y 2019, el máximo resultado se registró en 2013 cuando alcanzó el 6,8%, mientras que el mínimo fue del 2,2% en 2019. En los 14 años de gestión de Morales el Producto Interno Bruto (PIB) promedio fue del 4,6%.

En la gestión del gobierno de Luis Arce, entre 2021 y 2023, el máximo crecimiento que alcanzó el país fue del 6,1% en 2021 y el mínimo fue del 3,1% en 2023, lo cual se traduce en un promedio del 4,2% por los tres primeros años. Empero, el crecimiento a junio de 2024 sólo llegó al 2,5% y para este 2025 se prevé el 3,5%, lo que se traduce en que el promedio que alcanzaría en los cinco años de gestión de Arce sería del 4%.

Sin embargo, se debe tomar en cuenta la caída del PIB en 2020 que fue del -8,7% por causa del Covid-19, si se incorpora a la suma de los tres primeros años del gobierno de Arce, el promedio del crecimiento llegaría al 1%. Por donde se observe, el crecimiento económico en los últimos cuatro años se ralentizó o bajó su velocidad porque no logró pasar la barrera del 4% como promedio, cuando el país requiere crecer al doble de dicho porcentaje.

Por las cifras expuestas se puede inferir que la estanflación es un hecho, por la alta tasa de inflación que se registró hasta el momento y por el crecimiento lento, debido a que el modelo económico aplicado por el gobierno de Arce dejó de ser útil, porque no responde a la actual coyuntura que demanda un modelo productivo.

Es necesario aplicar un plan de estabilización en el marco de un nuevo modelo económico que genere certeza en los agentes económicos y que sea sostenible en el tiempo. Será necesaria la incorporación de políticas de incentivos para alentar el desarrollo de los sectores como el turismo, la producción de alimentos y de manufacturas.

El nuevo modelo económico debe estar acompañado de nuevas políticas monetarias, fiscales, cambiarias y comerciales que busquen inicialmente el recalentamiento de la economía, porque la crisis económica es estructural.

A su vez, las exportaciones deben diversificarse y beneficiarse de nuevos mercados porque el objetivo es la generación de dólares. Será necesario el cierre o el traspaso de las empresas estatales deficitarias al sector privado, por ser una carga financiera para el Estado.

Asimismo, se debe aplicar alicientes o beneficios tributarios para la creación de empresas, con el objetivo de crear fuentes de empleos directos e indirectos y la definición sobre la subvención a los carburantes y alimentos. Es necesario el cobro de regalías e impuestos proporcionales para los cocaleros y mineros cooperativistas auríferos y la reducción de entidades públicas del nivel central de Estado, como son los ministerios para reducir el déficit fiscal.

Si el nuevo gobierno no toma en serio la crisis económica y no implementa un nuevo modelo productivo, el problema se prolongará y la situación se agravará. La actual gestión dirigida por Luis Arce poco o nada podrá hacer, debido a que le queda menos de seis meses para revertir la situación crítica que se manifiesta en las calles con pobreza, desempleo y subempleo.

El autor es Periodista, Docente universitario.