Raúl Ruiz Roca
Bolivia está en silencio, pero no en paz. El país que soñamos se desvanece ante la falta de respeto, inestabilidad y rumbo. Nos acostumbraron a lo peor, al abuso del poder, al resentimiento y a la mediocridad. Pero en medio de este desencanto, hay una luz que ilumina el porvenir que se llama “Beni”.
Que no es solo una región; es el símbolo de lo que Bolivia puede ser. Con sus llanuras infinitas, su riqueza natural y su potencial productivo, es el presente de Bolivia. Pero no un presente cualquiera, sino uno que exige justicia, oportunidad y progreso.
Tiene un potencial ganadero extraordinario contando con más de 10 millones de hectáreas dedicadas a la ganadería, lo que lo convierte en un motor de desarrollo sostenible, combinando innovación y respeto por el medio ambiente, fortaleciendo la economía regional. A pesar de las condiciones del suelo, se ha demostrado que con tecnología e inversión se puede alcanzar rendimientos que superan a otros departamentos, haciendo mención, a manera de ejemplo, que, con solo 3,5 toneladas por hectárea de soya, el Beni no solo compite, sino que se proyecta como el futuro agropecuario del país. Pero para lograrlo, necesita seguridad jurídica, liberación de exportaciones, integración con el Brasil y un plan de desarrollo a largo plazo.
El Beni no puede seguir esperando. Es urgente una Zona Franca libre y activa para Guayaramerín, junto a la construcción de puentes sobre el río Mamoré y otros afluentes. Así como, la implementación de un tendido eléctrico que llegue hasta Riberalta y Guayaramerín, cubriendo todo el Departamento, abaratando los costos de la energía. De igual manera, es fundamental contar con una conexión real con el mundo, a través del Corredor Bioceánico Amazónico Norte y la construcción del Puente Internacional Binacional (Guajará-Mirim Brasil – Guayaramerín Bolivia), acompañados de carreteras asfaltadas que vinculen estratégicamente a la región con el resto del país y con las rutas internacionales, siendo el eje principal para que transiten por esta zona la gigantesca producción Brasileña Boliviana hacia ambos océanos, impulsando así el progreso y el desarrollo. Necesitamos que el Estado se convierta en un aliado efectivo, no en un obstáculo, para lograr estos avances que tanto son requeridos.
Este magnífico Departamento, no es solo agro y ganadería, es también cultura, historia y resistencia. Es donde Bolivia puede recuperar su orgullo.
El país que tenemos en la actualidad no es el que queremos o el que soñamos, por lo que el Beni se presenta como el emblema del presente que resuena con esperanza. Es hora de actuar, exigir y construir ¡Que Viva el Beni! ¡La unión es la fuerza!