Desde la fundación de Bolivia, caudillos bárbaros y letrados, dictadores militares y civilistas tomaron el Poder del Estado, solamente impulsados por el afán de ambiciones subalternas, es decir, no haciendo otra cosa que rasgar la túnica sagrada de la Patria, olvidando, deliberadamente, el principio de que “La Patria es ara y no pedestal ni escala”.
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