Especialistas que participaron en un reciente conversatorio denominado “Industrialización, ¿realidad o ficción?”, señalaron que el proceso de industrialización llevado adelante por el Gobierno es un fracaso y que en realidad ha perjudicado a empresas privadas nacionales.
“A la fecha, la deuda interna de la treintena de empresas públicas creadas desde 2006 es del orden de los 6.300 millones de dólares, mientras que varias de las nuevas iniciativas estarían financiadas con créditos externos por un monto no conocido públicamente”, dijo en el evento Enrique Velazco, especialista en temas de creación de empleo.
Velazco, que es director de la Fundación Inaset, agregó que a partir de la deuda interna conocida se puede estimar que 150 nuevas industrias propuestas podrían llevar a más que duplicar la actual deuda interna, llevándola al 50% del PIB si se suma también la deuda externa. Comentaron la ponencia del especialista, el economista y expresidente del BCB, Juan Antonio Morales, el expresidente de la CNI, Ibo Blazicevic, y el vocero presidencial, Jorge Richter.
El riesgo se agrava al examinar la estrategia gubernamental de industrialización con sustitución de importaciones, dijo Velazco en el evento, realizado en la Asociación de Periodistas de La Paz.
Agregó que el conjunto de “proyectos ejecutados, en ejecución y programados” no constituye un paquete coherente en términos de objetivos a largo plazo para el desarrollo.
Juan Antonio Morales, por su parte, dijo que las iniciativas oficialistas abarcan una mezcla de proyectos productivos, de infraestructura y sociales, que carecen de una conexión clara con objetivos previamente definidos.
Agregó que la mayoría de estos proyectos no tiene como meta principal la “sustitución de importaciones”, y tampoco buscan de manera individual metas de desarrollo a largo plazo, ni en términos económicos ni sociales.
En el evento se realizó una revisión somera de los proyectos anunciados para el Beni, en la más reciente celebración departamental, revela falta de coherencia en la perspectiva de desarrollo a largo plazo. Además, se observa una sobrevaloración monetaria de estos proyectos, aproximadamente 100 millones de dólares, sin incluir consideraciones fundamentales sobre mercados, infraestructura de apoyo, canales de distribución y comercialización, entre otros aspectos.
VOCERO PRESIDENCIAL
El vocero presidencial, Jorge Richter, defendió las políticas de industrialización del oficialismo y señaló que estas han dado éxitos. También aseveró que todo proceso económico o político requiere de tiempos de maduración y de concreción.
“La sustitución de importaciones solo es posible cuando se produce una cantidad de bienes, insumos y materiales necesarios para la producción en nuestro país”, manifestó Richter.
Agregó que la respuesta a la situación económica que atraviesa Bolivia es acelerar la industrialización y aumentar la producción para tener una mayor capacidad de exportación y así captar las divisas, que actualmente escasean en el territorio nacional.
Richter también hizo hincapié en la necesidad de reducir la polarización en el país, lograr más puentes de comunicación entre diversos sectores y advirtió que todos los ciclos políticos en el país tienen una duración de 18 años, lo que implica la necesidad de adaptarse a los tiempos y renovarse.
Morales expresó por su parte que es muy cuestionable la efectividad de ejemplos, como el ingenio azucarero de San Buenaventura y la planta de separación de Río Grande, a las que no consideró como ejemplos de “industrialización exitosa”.
De las “empresas estratégicas” creadas desde 2006, pocas muestran resultados positivos, y aún menos podrían sobrevivir fuera de la protección de monopolio otorgada por el Estado.
Ibo Blazicevic puso otros ejemplos concretos como la supuesta política de “sustitución de importaciones” impulsada por el Gobierno en realidad ha afectado a la producción nacional y a la industria nacional.
Blazicevic sostuvo que las empresas de cemento en Oruro y Potosí, respaldadas por inversiones estatales que superan los 600 millones de dólares, generan una sobreoferta que perturba el equilibrio entre oferta y demanda, con consecuencias negativas para las empresas preexistentes. Soboce, dijo, tras años de utilidades, ahora tiene 40 millones de dólares acumulados en pérdidas.
Otro ejemplo es Envibol, la fábrica estatal de vidrio, que tiene su futuro comprometido debido a su mala ubicación (municipio de Zudáñez, a 105 kilómetros de Sucre), falta de suministro de gas y otros. Pero la creación de esa fábrica hizo quebrar a una fábrica nacional anterior. Si Envibol fracasara, el país estaría en riesgo de importar vidrio.
El empresario también se refirió al proyecto Lifab, que ha anunciado una inversión de 485 millones de dólares, busca replicar la producción de empresas ya establecidas del área farmacéutica y pone en riesgo de cierre de aquellas.
En el conversatorio Blazicevic, reflexionó además sobre el proyecto de litio, emblemático para el MAS y el plan de industrialización que lleva adelante. Se hizo notar que después de casi dos décadas del Gobierno del MAS y mil millones de dólares invertidos, Bolivia virtualmente no exporta carbonato de litio, se encuentra tecnológicamente rezagada, comercialmente debilitada y ha perdido credibilidad en el escenario global. (Brújula Digital)