La devastación provocada por los incendios forestales en el país ha dejado una huella imborrable en el ecosistema, afectando gravemente a los animales silvestres. En medio de esta crisis, la presidenta de la Asociación Amor Por los Animales Bolivia (APLAB), Ana Serrano, alzó la voz para criticar la utilización política que el Gobierno hace de un poco más de un centenar de animales afectados por el desastre que fueron rescatados.
Serrano sostuvo que rescatar algo más de 100 animales en un contexto donde más de cuatro millones de hectáreas han sido calcinadas no es más que un gesto simbólico.
“La situación de los animales es complicada, a pesar de que se los rescate, no quiere decir que puedan sobrevivir”, afirmó. La activista subrayó que muchos de estos animales enfrentan condiciones críticas, como heridas severas y estrés emocional, que pueden acelerar su muerte.
Además, Serrano destacó que otros animales como reptiles y aves, han sido ignorados en esta narrativa de rescate.
“Los que no pueden escapar, como las tortugas y los osos perezosos, no se están considerando. Las aves también fallecen afectadas por el humo y la pérdida de su hábitat”, lamentó.
La crítica hacia el Gobierno no se limita a su ineficacia en la prevención de estos desastres ecológicos. Serrano cuestionó la moralidad de presentar estos rescates como logros cuando millones de animales han muerto y los ecosistemas están destruidos.
De acuerdo a otras opiniones de ambientalistas vertidas en redes sociales esta estrategia política puede interpretarse como un intento del Gobierno para desviar la atención de su inacción frente a las causas subyacentes de los incendios, que incluyen prácticas agrícolas irresponsables y la falta de regulación sobre el uso del fuego en tierras agrícolas.
Se estima que más de seis millones de animales han muerto en los últimos meses debido a estos incendios. La fauna silvestre no solo ha perdido su hábitat, sino que también enfrenta una mayor vulnerabilidad ante la caza furtiva, ya que los traficantes aprovechan la confusión y el desamparo resultantes del desastre. Muchas especies, como jaguares y tucanes, están en peligro crítico debido a la continua pérdida de su entorno natural.
Las palabras de Ana Serrano reflejan una realidad alarmante sobre el impacto desastroso de los incendios forestales en Bolivia y plantean serias preguntas sobre la ética detrás del uso político de la tragedia animal.
La defensa del medio ambiente y la vida silvestre debe ir acompañada por concretas y efectivas para abordar las causas profundas que llevan a estas acciones recurrentes.
Rescatar un número limitado de animales no debe ser motivo de celebración cuando hay una catástrofe mucho mayor en juego. Es hora de que el Gobierno boliviano tome medidas decisivas para proteger no solo a los animales rescatados, sino también a todo un ecosistema que clama por ayuda.