A pesar de controlar ambas cámaras, los republicanos enfrentan un panorama complicado para implementar la agenda de Donald Trump en 2025. Con una diferencia mínima de escaños en la Cámara de Representantes (217-215) y una mayoría estrecha en el Senado (53-47), cualquier disidencia interna podría obstaculizar sus planes.
En la Cámara baja, los movimientos recientes y el reducido margen obligan a una cohesión total, algo difícil de garantizar en un partido dividido. En el Senado, figuras moderadas como Susan Collins y Lisa Murkowski ya han demostrado su independencia, generando incertidumbre sobre el apoyo a medidas clave.
Los demócratas ven en este contexto una oportunidad para frenar iniciativas controvertidas, como las deportaciones masivas. Mientras tanto, los republicanos deberán demostrar unidad si quieren cumplir con la ambiciosa agenda del presidente electo. (Infobae).