La atm贸sfera en La Paz fue tensa mientras la marcha liderada por Evo Morales bajaba de El Alto rumbo a la ciudad pace帽a. La calma termin贸 cuando un grupo de j贸venes, liderados por Arnold Alanez, atac贸 con dinamitazos y piedras a los m谩s de 300 funcionarios municipales que resguardaban la plaza San Francisco, cuyo acceso estaba restringido debido al peligro de hundimiento que existe.
La urgencia de reparar la b贸veda del R铆o Choqueyapu que est谩 debajo de la plaza, se convert铆a en una necesidad para prevenir desastres en la 茅poca de lluvias que est谩 cerca; sin embargo, un grupo de j贸venes, simpatizantes de Evo Morales, desafi贸 las indicaciones.
Los estallidos de dinamita retumbaron como un trono ca铆do, un eco que hizo temblar la b贸veda de la plaza. La vulnerabilidad del espacio se convirti贸 en una alerta para los 60 trabajadores, quienes, tras un d铆a agotador, se vieron forzados a abandonar su labor anticipadamente.
Las palabras del alcalde Iv谩n Arias resonaban como un grito en el desierto: 鈥淟es hemos pedido que no pasen. Y 驴sabe qu茅? Nos han metido dinamita, le han metido bombas molotov鈥. La preocupaci贸n era palpable en su voz, un eco de un l铆der que deseaba mantener la paz en la ciudad a toda costa.
Las piedras volaban y los gritos de alarma romp铆an la rutina diaria. 鈥淭en铆amos gente trabajando ah铆. Las hemos tenido que sacar porque empez贸 a caer piedras al lado. Es serio. Porque es fuerte, estamos en peligro鈥, dec铆a el Alcalde, no solo como una autoridad, sino como un ciudadano preocupado por la seguridad de su comunidad.
鈥淗an hecho reventar dos dinamitas鈥, lament贸 Arias, profundamente preocupado por la irresponsabilidad que amenazaba no solo a la infraestructura, sino a la misma convivencia ciudadana.
El Alcalde hab铆a sido claro: quienes deseaban manifestarse, pod铆an concentrarse en un lugar espec铆fico, lejos de la plaza, en un esfuerzo por mantener la calma.
Record贸 que la solicitud de los marchistas que llegaron desde Caracollo fueron claras: un espacio para concentrarse. 鈥淟es hemos dado un lugar en la terminal, al final de la autopista. 驴Para qu茅? 驴D贸nde estamos?鈥, cuestionaba, visiblemente afectado. En sus ojos se le铆a una contradicci贸n: el deseo de escuchar a la poblaci贸n y la necesidad de preservar el orden.
鈥淩ealmente es una irresponsabilidad鈥, repiti贸 la primera autoridad de la ciudad de La Paz en sus declaraciones.聽 鈥淥jal谩 esto sea una excepci贸n y no sea la regla鈥, dijo.