Ante la gravedad de la devastación forestal se hace necesaria la presencia de maquinaria que ayude abrir sendas y llegar de forma efectiva a sofocar el fuego.
Mientras los incendios forestales ya arrasaron más de siete millones de hectáreas en Bolivia, los bomberos voluntarios enfrentan el fuego en condiciones crÃticas, sin los recursos necesarios para realizar su trabajo con seguridad y eficacia. Equipados con herramientas rudimentarias, sin la protección adecuada y muchas veces sin siquiera alimentos, estos héroes anónimos se juegan la vida cada dÃa en la primera lÃnea de combate contra un desastre que no parece ceder.
Los bomberos forestales y voluntarios enfrentan múltiples dificultades en su intento de frenar el avance del fuego. En muchas ocasiones, los equipos básicos como trajes ignÃfugos, máscaras, guantes y botas especializadas brillan por su ausencia. Esta falta de insumos vitales no solo pone en riesgo su vida, sino también limita drásticamente la capacidad de respuesta ante un desastre de esta magnitud.
A la carencia de equipo se suma la falta de apoyo logÃstico. En algunas zonas afectadas, los bomberos deben organizar colectas o depender de donaciones de la sociedad civil para cubrir sus necesidades más básicas, como agua potable, alimentos y medicamentos. Esta situación prolongada de exposición extrema está pasando factura fÃsica y emocional a los voluntarios, quienes, además de luchar contra el fuego, deben hacerlo contra el abandono institucional.
Al respecto, Ludwing Rudon, comandante de la Fundación Voluntaria de Bomberos y Rescate Fv-Feros Cochabamba, en entrevista con EL DIARIO dijo que su grupo, que estuvo conformado por 20 personas y efectuó trabajos de sofocación de focos de calor en el municipio de Urubichá, de la provincia Guarayos en el departamento de Santa Cruz, no contó con un apoyo adecuado de transporte para desplazarse a través de las áreas afectadas por el fuego.
“El transporte y traslado corrió por cuenta propia, si bien se tuvo el apoyo de BoA en pasajes solidarios, el resto de la movilización fue con recursos económicos de cada voluntarioâ€, dijo.
“Los primeros dÃas tuvimos apoyo en transporte de una empresa privada, pero llegó en el momento que eso terminó, a partir de ahà nosotros tuvimos que buscar en qué movilizarnos a otros lugares como Salvatierra, donde también se reportaban incendios. Nosotros tenÃamos que estar buscando el transporte para movilizarnos no contábamos con una camionetaâ€, puntualizó.
Consultado sobre cómo hacÃan para alimentarse indicó que la AlcaldÃa de Urubichá hizo una “olla comúnâ€.
Lo que llama la atención es que este grupo de bomberos voluntarios realizó su trabajo con sus propias herramientas, que trasportaron desde Santa Cruz de la Sierra hasta Urubichá y de ahà a otros lugares.
“No nos dieron apoyo de herramientas, tuvimos que actuar con las que tenÃamos en Santa Cruzâ€, puntualizó.
Señaló que durante la realización de su trabajo hizo falta apoyo aéreo, ya que el fuego no se podÃa controlar solamente con tareas terrestres de sofocación.
“Hubiera sido de alta efectividad contar con helicópteros y un avión cisterna para que ayuden a mitigar las llamasâ€, comentó.
Otro aspecto que cabe hacer notar es la falta de elementos de aseo personal, especialmente para las mujeres que integran estos grupos de voluntarios que se encuentran desplazados en varios municipios de Santa Cruz.
Mientras los bomberos voluntarios claman por ayuda, el Gobierno ha sido señalado por su falta de coordinación y apoyo efectivo. Diversos sectores acusan al Estado de no encabezar las acciones de combate al fuego de manera adecuada. Aunque el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, afirmó que los recursos nacionales están siendo utilizados al máximo, la realidad sobre el terreno muestra una historia diferente.
En sus declaraciones, Novillo ha sugerido que una declaratoria de desastre nacional no traerÃa consigo un flujo considerable de ayuda internacional, minimizando asà la importancia de tomar esta medida. Sin embargo, la falta de recursos y coordinación con los cuerpos de bomberos voluntarios parece indicar que se necesita una estrategia más amplia y contundente.
El fuego no solo está destruyendo áreas verdes, sino también está afectando gravemente a las comunidades cercanas. Familias de diferentes municipios han perdido sus hogares y fuentes de sustento, viéndose obligadas a evacuar con lo puesto. Las condiciones son desesperantes: falta de alimentos, agua potable y atención médica son algunas de las necesidades más urgentes que estas comunidades afectadas han planteado.
A pesar de la intervención del avión cisterna y los esfuerzos de bomberos y voluntarios, los incendios continúan fuera de control en muchas áreas. La magnitud del desastre ha llevado a distintos sectores sociales a exigir al presidente del Estado, Luis Arce Catacora, la declaratoria de desastre nacional, una medida que permitirÃa agilizar la llegada de más ayuda internacional y recursos internos.
A pesar de la presión, el Gobierno aún no ha declarado oficialmente el desastre nacional, lo que ha generado una creciente frustración entre los afectados. La postura oficial, según Novillo, es que dicha declaración no cambiarÃa significativamente el nivel de ayuda internacional que Bolivia podrÃa recibir, lo que deja en incertidumbre a miles de familias y voluntarios que se sienten abandonados por el Estado.
Para muchos, la falta de una declaratoria no solo es una cuestión de logÃstica, sino un reflejo de la incapacidad del Gobierno para gestionar de manera efectiva la crisis. Con cada dÃa que pasa, el fuego avanza y las pérdidas son más graves.
A FUTURO
Según nuestro entrevistado, en Bolivia se precisa un trabajo serio de prevención especialmente de parte de las Unidades de Gestión de Riesgo (UGR), que no deben esperar a que se presente el desastre para recién actuar.
“En mi criterio se debe trabajar en hacer las lÃneas de defensa con maquinaria y declarar pausa ambiental más antes de lo que hizo este año, porque ya sabemos cuándo es la época de quemas, de estos chaqueos indiscriminadosâ€, advirtió.
La crisis de los incendios forestales en Bolivia ha puesto en evidencia la precariedad con la que los bomberos voluntarios y las comunidades afectadas deben enfrentar esta emergencia. Sin recursos ni apoyo institucional adecuado, estos grupos están luchando una batalla desigual, mientras el fuego sigue destruyendo áreas verdes, hogares y medios de vida. La falta de una declaratoria de desastre nacional por parte del Gobierno sigue siendo un punto de controversia, dejando a miles de personas a la deriva en uno de los peores desastres ambientales que el paÃs ha visto en años.