“Ixiamas es un nuevo punto de arribo de la minería aurífera. El incremento en la actividad minera en Ixiamas marcó un ritmo acelerado, que registró un salto considerable a partir de 2017 a 2019. Para esta afirmación tomamos como referencia el pago de regalías mineras, que recibió este municipio en 2012 cuando obtuvo 28.118 bolivianos, y 2021, que fue de aproximadamente 1,2 millones de bolivianos”, señaló Alfredo Zaconeta, investigador del Cedla y que presentó el estudio “Oro en Bolivia: Flujos financieros, actores operativos y áreas de expansión” el 11 de noviembre en el municipio de San Buenaventura, en el norte de La Paz.
En esta investigación, el autor señaló tres hechos importantes que marcaron la expansión de la actividad minera en este municipio. El primero se registró el siglo pasado, con la minería artesanal realizada por comunarios indígenas y lugareños. El segundo, en septiembre de 2003, cuando pobladores de la comunidad de Macahua, de la provincia Abel Iturralde denunciaron la explotación ilegal de oro en el municipio de Ixiamas, por parte de extranjeros de origen brasileño (garimpeiros), que hacían uso de excavadoras y equipo pesado.
Y el tercer hecho, alertaba sobre la presencia de 19 empresas que realizaban labores mineras en la extensión del río Tequeje y sin ninguna autorización. (ANF)
La explotación minera en esta zona se intensificó a partir de 2016, con la presencia de capitales privados extranjeros asociados con algunas cooperativas mineras auríferas en los ríos Beni y Kaka y sus riberas hacia la provincia Abel Iturralde. La investigación también comprobó la presencia directa de los indígenas Tacanas en estas actividades.//