Reyes Villa, en ese entonces candidato a la Presidencia de la República, fue el principal perjudicado, cuando el diputado cocalero y jefe masista subió al segundo lugar de la votación con apenas 721 votos de diferencia, y que derivaría en la elección de Gonzalo Sánchez de Lozada como presidente en el Congreso Nacional.
“En el año 2002, Manuel Rocha se encargó de posicionar en la palestra política a uno de los productos de la dictadura Castro-Chavista, pidiéndole al pueblo boliviano que no vote por Evo Morales”, recordó Reyes Villa.
El entonces líder de Nueva Fuerza Republicana pidió que Rocha rinda cuentas en EEUU, donde se lo acusa de haber trabajado como agente de Inteligencia del régimen de Fidel y Raúl Castro, pero también que responda por sus acciones de injerencia política en Bolivia que solo favoreció a los intereses comunistas en la región.
El papel de Rocha en las elecciones de 2002 fue determinante para que el voto de los indecisos se vuelque al entonces diputado y dirigente cocalero, tras una “advertencia” lanzada en un acto público, en el que pidió a los bolivianos “pensar muy bien” al momento de sufragar, pues EEUU no haría negociaciones con gente vinculada a la producción de coca ilegal que es destinada al narcotráfico.
Hasta ese momento, Sánchez de Lozada y Reyes Villa pugnaban por el primer lugar en las encuestas, mientras Morales no subía del cuarto puesto en duelo con el también candidato Felipe Quispe.
El propio Morales hizo mofa de la “ayuda” recibida por el “efecto Rocha” en el votante boliviano y calificó al exembajador como su “mejor jefe de campaña”.
Con la primera mayoría de oposición alcanzada por el MAS en el Congreso, se comenzó una campaña de ataque al gobierno del MNR desde las calles, las carreteras y también el Legislativo, en un periodo que contempló los hechos luctuosos de febrero y octubre de 2003, que terminaron por derrocar a Sánchez de Lozada.