Señalan que los desafíos de la democracia, con miras al Bicentenario, son resolver la polarización política, garantizar la independencia de poderes, instaurar un sistema político más inclusivo y reforzar la transparencia institucional así como la lucha contra la corrupción.
Hace poco, Bolivia recordó 42 años de la recuperación y ejercicio ininterrumpido de la democracia. Diversos activistas por los derechos humanos coinciden en que la institucionalidad democrática está en inminente peligro de quedar socavada y enterrada por el autoritarismo del Movimiento al Socialismo (MAS), partido que ha gobernado prácticamente la mitad del período democrático desde 1982.
En un documento firmado por su presidenta, Amparo Carvajal, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (Apdhb) señaló que los valores democráticos como la igualdad, la redistribución de derechos y el reconocimiento de las diferencias han sido socavados.
La Apdhb lamentó que la conmemoración de 42 años de democracia “lleva un listón negro, simbolizando el luto por una democracia que está a punto de ser enterrada”. Carvajal apuntó que es una realidad bien conocida por los defensores de Derechos Humanos y exhortó a la clase política a actuar con ética.
En contacto con EL DIARIO, la activista y vicepresidenta de esta organización, Yolanda Herrera, compartió un análisis sobre los desafíos y oportunidades de la democracia con miras al Bicentenario de la Patria.
Entre los principales desafíos, mencionó resolver la polarización política, garantizar la independencia de poderes, instaurar un sistema político más inclusivo que atienda realmente las demandas indígenas y regionales, así como reforzar la transparencia institucional y la lucha contra la corrupción.
En cuanto a las oportunidades, Herrera mencionó la participación ciudadana, las reformas institucionales y un replanteamiento de los logros y fracasos de la nación. “Los movimientos sociales, los jóvenes y minorías étnicas han ganado fuerza, lo que brinda una oportunidad para renovar el diálogo democrático y fomentar una participación ciudadana más activa y plural”, expresó a EL DIARIO.
Respecto a las reformas, sostuvo que el aniversario número 200 de Bolivia puede ser visto un “momento clave para proponer reformas que fortalezcan la democracia”; sobre la conciencia histórica, añadió que este evento histórico es también una oportunidad para reflexionar y replantear cómo la democracia puede responder mejor a las necesidades del pueblo boliviano en los siguientes 200 años.
DESTRUCCIÓN DE
LA IZQUIERDA
El Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) también se pronunció respecto a la situación de la democracia, manifestando que el país vive un momento crítico marcado por una corrupción y una crisis profunda en las instituciones, tanto en lo institucional como en lo moral.
“Bolivia vive hoy un profundo deterioro del Estado de Derecho, una desinstitucionalización y corrupción generalizada, el incremento descontrolado del narcotráfico y una acentuada crisis moral de los administradores de Gobierno”, sostuvo la organización en un comunicado.
Asimismo, hizo un llamado a que la población haga respetar los principios de la democracia ante el peligro de que se instaure una dictadura: “Frente a las expresiones autoritarias del MAS, que pretende imponer una dictadura, el Conade convoca a la ciudadanía a defender la democracia como el bien más importante a preservar”.
En una columna de opinión, el representante del Conade, Manuel Morales, ratificó que la democracia está “bajo ataque” del MAS, por su intento de instaurar una dictadura a través de la subordinación y paralización de poderes, el control de las Fuerzas Armadas y la represión selectiva tanto de opositores como de la sociedad civil.
Señaló que existe una “represión selectiva” de la oposición, reflejada también en “la toma y división de organizaciones de la sociedad civil para evitar movilizaciones y un contrapoder en las calles”.
Morales advierte que el MAS tomó el rumbo del autoritarismo, lo que erosionó la institucionalidad, demostrando que la izquierda puede llegar a ser igual o peor que los gobiernos neoliberales que tanto se criticaba.
“La izquierda, (el expresidente) Evo (Morales), el movimiento indígena y campesino, que se presentaron como una reserva moral, han demostrado ser iguales o peores que los gobiernos neoliberales del siglo pasado. El MAS ha socavado estos principios, lo que ha llevado a la destrucción de la izquierda democrática”, declaró a Periodismo Que Cuenta.
Agregó que la lista de acciones en contra del Estado de Derecho que perpetuó el masismo es “larga”, entre ellas las violaciones a los derechos humanos en el asalto al Hotel Las Américas (2009), la represión indígena de Chaparina (2011), la masacre de Porvenir (2008) o el caso Apolo (2013); las represiones arbitrarias de dirigentes cocaleros de Adepcoca (2022); la criminalización de la protesta social y el “sicariato judicial” contra opositores como Jeanine Añez y Luis Fernando Camacho.
PELIGRO DE INVOLUCIÓN
Por su lado, el activista y exrector de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Waldo Albarracín, definió la situación actual de la democracia como “dolorosa y frustrante”, al advertir que puede acontecer una involución de la democracia por las actitudes “cavernarias” de los gobernantes.
“Se (pueden) sentar las bases para la instalación de uno de los regímenes más corruptos desde la fundación de la república y más autoritarios por la violación sistemática de derechos humanos, a consecuencia del carácter primitivo y cavernario de los gobernantes, llámese Evo Morales o Luis Arce”, indicó.
No obstante a este panorama, Albarracín añade una reflexión esperanzadora: “la democracia no se doblega frente a esta ostensible muestra de mediocridad humana, mantiene vigente su aspiración de existir y no acepta que la sustituyan por imposturas, se revela frente a los nuevos dictadores, porque su afinidad no es con los políticos timadores, sino con el pueblo”.
El activista concluye que, por este carácter inquebrantable ante el poder, la democracia se torna subversiva frente al narcotráfico encaramado, frente al fraude electoral, frente a los “delincuentes de cuello blanco” de la Fiscalía y el Órgano Judicial, y frente a los “individuos genuflexos” del Órgano Electoral que buscan contentar a los gobernantes, sean estos indígenas o criollos.