La violencia y desesperación están creciendo ante la falta de alimentos y escasez de gasolina y diésel por más de dos semanas de bloqueos, sólo por satisfacer el capricho de tener el poder.
El obispo auxiliar de Santa Cruz, monseñor Estanislao Dowlaszewicz, expresó la preocupación de la Iglesia Católica ante la indiferencia de quienes promueven bloqueos, exigiendo detener estas acciones que, motivadas por intereses personales y partidistas, impiden el libre tránsito y han desencadenado una crisis humanitaria que afecta a toda la población.
“¡Basta de manosear y hundir en pobreza, hambre y odio a nuestra patria Bolivia! No defenderemos nunca nuestra patria con el odio. Sálvanos del odio, Dios nuestro. La nación boliviana no alberga odio”, manifestó durante su homilía dominical, citando el mensaje de la Conferencia Episcopal de Bolivia.
Afirmó que la violencia y desesperación están creciendo ante la falta de alimentos y escasez de gasolina y diésel por más de dos semanas de bloqueos, sólo por satisfacer el capricho de tener el poder.
El obispo añadió: “escucha, Bolivia, escuchen autoridades y movimientos sociales: No se puede construir una Patria sobre la mentira, la violencia y el odio”. Sostuvo que Dios, a través de su sacrificio, ha guiado a las naciones hacia la libertad cuando el pueblo permanece fiel y vive en fe, esperanza, verdad y solidaridad.
Dowlaszewicz aseveró que la reconciliación nacional debe tener un único objetivo: el bien de la patria y el respeto a la dignidad humana. “Si extiendes tu mano hacia la reconciliación, no sostengas en ella, al mismo tiempo, una herramienta que inflija sufrimiento o dolor en el pueblo que dices defender y amar”, puntualizó.
El obispo también enfatizó que un cristiano no debe limitar su amor a Dios solo en la Iglesia, durante la oración, o cuando resulta conveniente. Amar a Dios con todo el ser implica hacerlo en todo momento y lugar, independientemente de las circunstancias. En ese contexto, sugirió aplicar la “regla de oro”: “Lo que quieras que te hagan a ti, hazlo también a ellos. Si esperas de los demás amor, respeto, preocupación y perdón, haz lo mismo con los demás”, concluyó. (Erbol)