Durante una firma de libros en un stand de la Feria Internacional del Libro (FIL) de La Paz, Nicolás Márquez, escritor y conferencista argentino, concluyó una gira por Bolivia, destacando el latente surgimiento de un movimiento partidario liberal conservador, al que dejó una reflexión para hacer política con éxito, tal como pasó con el fenómeno de Javier Milei.
Márquez volvió al país luego de siete años. En octubre de 2017 estuvo en la Sede de Gobierno junto a Agustín Laje, ambos eran todavía poco conocidos en Bolivia, pero en Argentina ya habían comenzado la batalla cultural en medio del ciclo progresista y peronista más duro del hermano país. Con todo, este retorno fue diferente, pues el público e incluso los medios de comunicación no dejaron pasar por desapercibida a esta visita.
El escritor y abogado nacido en Mar del Plata en 1975 estuvo de gira por Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba y La Paz. En la capital oriental dio una conferencia y fue entrevistado por las redes nacionales de televisión, mientras en el valle también llamó la atención con la presentación de su reciente libro “Milei: la revolución que no vieron venir”, una biografía escrita con Marcelo Duclos sobre el ascenso a la presidencia del economista liberal libertario, cuya figura ya se expande en la región.
Finalmente, con el auspicio de la Fundación Folster y el albergue de Libertad Literatura estuvo en la FIL, un lugar al que el argentino calificó como un “antro progresista”, tal como sucede en varios de estos eventos, en toda América Latina, donde prima la ideología de izquierda en todas sus variantes, pero que es una hegemonía que ya comenzó a desmontarse.
En declaraciones al portal Visor-21, Márquez detalló su paso por el eje central del país, el fenómeno mundial de Milei y un análisis sobre el espectro político liberal y conservador en Bolivia, donde existen muchos grupos y liderazgos entre nacientes y consolidados, pero aún tan peleados y divididos como la tradicional oposición partidaria.
“Realmente con tremendo afecto, me han tratado de maravilla. Estuve en Santa Cruz de la Sierra, en Cochabamba y en La Paz. Y la realidad es que estoy sorprendido por La Paz, sobre todo, que es una zona izquierdizante, no solamente para Bolivia, sino para América Latina (…). Estar acá en la Feria del Libro, que es un antro progresista y en La Paz que es cuna del marxismo indigenista; es decir, evidentemente estamos en un cambio de época que excede a la Argentina y abarca a todo el Hemisferio”, dijo.
Sobre el denominado “fenómeno Milei”, señaló que Bolivia tiene todas las condiciones para replicar este movimiento al contar con gente dispuesta, “tiene a Santa Cruz de la Sierra que es un ejemplo de prosperidad cuando se aplica la libre iniciativa y que es precisamente un foco de resistencia ante las prepotencias socialistas del MAS”.
Consultado por las coincidencias entre las corrientes liberales y conservadoras, Márquez apuntó que estas “tranquilamente se pueden adherir”, pues el liberalismo es un sistema político basado en la libertad individual, la defensa de la propiedad privada y la organización institucional de un sistema republicano con un Estado reducido a expresiones pequeñas o esenciales, mientras que, el conservadurismo tiene otros componentes como el rescate de la tradición, las instituciones naturales y fundantes de una sociedad como la familia, el patriotismo, el rescate de la verdadera historia, las instituciones religiosas, la defensa de la familia, el rescate de las fuerzas armadas de la nación.
“Esos son valores a los cuales uno se adhiere, pero que no se los quiere imponer a los demás; o sea, si otro dentro del mismo sistema piensa exactamente lo opuesto, bueno, conviviremos los dos dentro de un paradigma liberal”, indicó.
En esa línea, con relación a los distintos grupos identificados como liberales, libertarios, conservadores, anarco-capitalistas, etc., que mantienen algunas diferencias que impiden consolidar un proyecto más allá de lo académico o intelectual hacia un ámbito partidario, Márquez recomendó optar por la búsqueda de afinidades.
“Si uno quiere dedicarse a la política tiene que entender que tiene que juntarse con los afines. Acordar en lo esencial, negociar en lo accidental, y la política se trata de eso. Eso no quiere decir pactar con cualquiera, como con el partido comunista o con un socialista, pero si tenemos la misma biblioteca, autores afines, ideas afines, un modelo de país afín, cómo no vamos a ir juntos”, expresó, reiterando que es necesario que estos sectores se unan, armen un decálogo de ideas fuerzas, dejen las diferencias a un lado y se concentren en lo que los une.