Habiendo culminado un 2024 lleno de “sufrimientos y dificultades” como la incertidumbre económica, la falta de justicia y la quema inmisericorde de los bosques, el obispo de El Alto, Giovani Arana, hizo un llamado a la población a pedir perdón a Dios y mirar al futuro con esperanza, a tiempo de iniciar el Año Jubilar y la celebración de la Sagrada Familia.
Arana recordó “un año de particular sufrimiento como pueblo boliviano ya que vivimos en incertidumbre económica, en una indefensión absoluta donde la justicia es menos capaz y menos justa; un país que llora porque ha sufrido un atentado cobarde a la Madre Tierra, con la quema de bosques y la contaminación de ríos”.
Citando el mensaje del Papa Francisco, el pontífice pidió a la población mirar al futuro con entusiasmo y esperanza, con la seguridad de que vendrán tiempos mejores. “Debemos ser conscientes de que estos tiempos difíciles cambiarán, no solo poniendo nuestra confianza sino en lo que podamos hacer nosotros, sino, sobre todo, en lo que Dios puede hacer”, agregó.
Arana, quien también es secretario general de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), señaló además en su reflexión que la humanidad debe pedir perdón a Dios por los flagelos permitidos y las pérdidas humanas, en referencia a la coyuntura sociopolítica mundial.
“Como humanidad tenemos que pedir perdón a Dios: perdón por no ser capaces de terminar con las guerras; perdón por no dar fin a la pobreza; perdón por no erradicar la violencia, especialmente la que se ejerce sobre niños y mujeres; perdón por no ser conductores de fraternidad; en definitiva, perdón por no ser auténticos hijos e hijas de Dios”, señaló Arana ayer en la Basílica de San Francisco.
MATRIMONIO Y FAMILIA
A propósito de la fiesta de la Sagrada Familia, el obispo auxiliar de Santa Cruz, Estanislao Dowlaszewicz, reflexionó sobre la desestructuración de las familias bolivianas por la crisis económica y la violencia injustificada, lamentando que muchas familias actuales ya no se dan el tiempo para reunirse y convivir. En tal sentido, recomendó preguntarse si las relaciones actuales se basen en la confianza y la cercanía.
“Incluso en el hogar resulta difícil estar juntos y hablar con calma. La paciencia ha sido reemplazada por la prisa, lo que causa un gran daño a las personas. La impaciencia, el nerviosismo y, en ocasiones, las violencias injustificadas, se apoderan de todos, generando insatisfacción y alejamiento entre los miembros de la familia”, expresó Dowlaszewicz, citado por Erbol.
Para el obispo, los grandes problemas de la sociedad moderna que atentan contra la familia son la migración, el consumismo, el maltrato, violencia y discriminación hacia la mujer, las injustas condiciones laborales, el desempleo juvenil y la promoción de leyes abortistas que alejan a la población del matrimonio.