En su intervención, detalló las medidas que habría que tomar, como reducir las emisiones de carbono; crear sistemas de salud «mejores, más resilientes al clima y sostenibles desde el punto de vista ambiental»; y «proteger la salud de la amplia gama de repercusiones del cambio climático».
Al respecto, la OMS alertó de que el cambio climático está «aumentando las enfermedades no transmisibles y facilitando la aparición y propagación de enfermedades infecciosas». «Además, afecta a nuestro personal sanitario y a nuestras infraestructuras, reduciendo al mismo tiempo la capacidad de alcanzar la Cobertura Sanitaria Universal», añadió.
Según el organismo sanitario internacional, un mayor retraso en la acción climática aumentará significativamente los riesgos para nuestra salud, socavará décadas de mejoras en la salud mundial y contravendrá nuestros compromisos colectivos de garantizar el derecho humano a la salud para todos.
En este sentido, la directora del Departamento de Salud Pública y del Ambiente de la OMS, la española María Neira, apuntó a tres retos que la comunidad sanitaria debe afrontar en materia climática.
El segundo reto gira en torno a la construcción de sistemas sanitarios «resilientes» que puedan navegar eficazmente por las complejidades del siglo XXI, garantizando una prestación sanitaria óptima en un panorama en constante evolución.
Por último, Neira destacó las ventajas sanitarias derivadas de la transición hacia una sociedad con bajas emisiones de carbono, ilustrando la interacción crítica entre la sostenibilidad medioambiental y el bienestar humano.
Por su parte, John Kerry, Enviado Presidencial Especial de Estados Unidos para el Cambio Climático, dio las gracias a la OMS por dar la voz de alarma sobre la crisis climática y advirtió sobre sus repercusiones a la comunidad internacional.
Por último, el director general de la COP28, Adnan Z. Amin, anunció que se incluirá un ‹Día de la Salud› en la conferencia de este año, que significa una reunión de ministros de Sanidad y Clima. (Europa Press).