Yaël Braun-Pivet alcanzó 220 votos, mientras que el comunista André Chassaigne consiguió 207 y el ultraderechista Sébastien Chenu otros 141.
La macronista Yaël Braun-Pivet fue reelegida ayer como presidenta de la Asamblea Nacional de Francia tras lograr un estrecho margen de votos en la tercera votación, que se decidía por mayoría relativa. Logró 220 votos, mientras que el comunista André Chassaigne consiguió 207 y el ultraderechista Sébastien Chenu otros 141.
Braun-Pivet, de 53 años, ha sido titular de la Asamblea desde 2022, y contó con el respaldo de los aliados centristas de Macron y de algunos legisladores conservadores que no querían que el cargo fuera a su rival izquierdista.
En una Cámara muy fragmentada, esta victoria por mayoría simple del macronismo -lograda con el apoyo de los diputados conservadores- es un revés importante para la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP), que por ser la fuerza con más escaños reclama la capacidad de gobernar.
La elección se realizó después de que las caóticas elecciones convocadas por Macron produjeran una legislatura en blanco.
Las elecciones parlamentarias de principios de mes dieron lugar a una división entre tres grandes bloques políticos: la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular, los aliados centristas de Macron y el partido de extrema derecha Agrupación Nacional. Ninguno de ellos obtuvo una mayoría absoluta.
La sesión inaugural de la Asamblea Nacional se produce después de que Macron aceptara el martes la dimisión del primer ministro, Gabriel Attal, y de otros ministros, pero les pidió que se ocupen de los asuntos en calidad de interinos hasta que se nombre un nuevo gobierno, mientras Francia se prepara para acoger los Juegos Olímpicos de París a finales de mes.
Los políticos de los tres principales bloques y de los partidos más pequeños se disputaban el cargo de presidente, y cada uno de ellos intentó hacer una demostración de fuerza con la esperanza de influir en el futuro nombramiento de un primer ministro. Hubo seis candidatos en liza.
Para ser elegido, un candidato debe recibir al menos la mitad de los votos de los 577 legisladores de la Asamblea Nacional en la primera o segunda vuelta de la votación.
Si ningún candidato supera ese umbral, el que obtenga más votos gana en la tercera vuelta.
Los miembros del Nuevo Frente Popular, que obtuvo el mayor número de escaños en la asamblea, instaron al presidente a recurrir a ellos para formar el nuevo gobierno. Sin embargo, sus principales partidos, la izquierda dura de Francia Inclaudicable, los socialistas, los verdes y los comunistas, siguen peleándose entre sí sobre a quién elegir como candidato a primer ministro.
Tras días de tensas discusiones, acordaron el jueves una candidatura conjunta para el puesto de titular de la Asamblea y eligieron a André Chassaigne, de 74 años, figura clave del Partido Comunista. Chassaigne es legislador desde 2002 y es conocido por su profunda implicación en el trabajo parlamentario.
Sindicatos y activistas de izquierda organizaron protestas ayer en todo el país para “presionar” a Macron, para que elija a un primer ministro que proceda del Nuevo Frente Popular.
No hay un plazo firme para que el presidente nombre a un nuevo primer ministro. (Infobae, EFE y AP)