Según fuentes de El Comercio en la Dirección Antidrogas de Perú, el 50% de la cocaína que sale de ese país cada año son traficados por vía aérea, y de estas, el 95% tiene a Bolivia como destino. La mayoría de los vuelos salen del Vraem (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro).

Entonces, “te das cuenta que la presencia de una colonia narco en Bolivia es muy fuerte (…). La complejidad del narcotráfico se ha hecho mucho más multinacional en cuanto a su composición y también en cuando a las organizaciones internacionales que mueven la droga, tienes que ir a Beni para entrenar los vuelos, pero todo lo que es el corazón comercial de las transacciones es Santa Cruz”, dijo el especialista Antezana.

A estos hechos se suma la muerte del capitán, José Agustín Torrez Álvarez y del informante paraguayo Silvestre Cardozo Escobar, el pasado 10 de noviembre, en manos de dos peruanos en medio de un operativo “encubierto” ejecutado en Santa Cruz. Esta una muestra más de la estrecha relación que existe entre Bolivia y Perú en el ámbito del narcotráfico.

En agosto de 2014, una publicación de InSight Crime, una fundación dedicada al estudio de la principal amenaza a la seguridad nacional y ciudadana en Latinoamérica y el Caribe, señala que 20 clanes peruanos operaban en ese tiempo en Bolivia, transportando y posteriormente refinando pasta de cocaína de ese país.

En agosto de esta gestión se realizó un encuentro entre las autoridades de Bolivia y Perú para asumir acciones contra el narcotráfico y delitos conexos, sin embargo, a decir de Antezana esto no está funcionando porque André Acosta Loja, uno de los protagonistas de la balacera suscitada en Santa Cruz, el pasado de 10 noviembre, tiene antecedentes en su país e, incluso, meses antes había sido detenido, pero esta información no fue compartida.

“En el caso peruano, si alguien quiere evadir a la Policía se va al Ecuador o se va a Bolivia porque allí los controles son permeables y si no hay una relación de colaboración permanente entre la Policía peruana y boliviana, entonces esa persona aparece en la frontera como una persona sin antecedentes”, asegura el experto.

Explica que la dinámica del narcotráfico en Perú tiene características propias, por ejemplo, su organización no se basa en cárteles sino en clanes que controlan la actividad en ciertas regiones.

“Cae un narco peruano (en Bolivia) y contrata a su abogado de Lima, de Ayacucho o de Puno y lo lleva a Bolivia para que lo defienda. Un amigo es abogado y ha sido abogado de muchos narcos peruanos que están radicados en Santa Cruz y La Paz”, señala.

Esto se explica porque – según el especialista- existen senderos de confianza porque “el abogado sabe que es narco, pero tiene que defenderlo. Es muy estrecha la relación, familiarmente y comercialmente”. (Los Tiempos)