Concluido el Tiempo de Adviento, el Obispo Auxiliar de Santa Cruz, monseñor Estanislao Dowlaszewicz, instó a los fieles católicos a realizar una evaluación personal sobre su preparación espiritual durante estas cuatro semanas, en las que la Iglesia invita a la espera activa y reflexiva del nacimiento de Jesús.
Durante su homilía dominical, monseñor Dowlaszewicz destacó que, en medio de los preparativos materiales para la celebración navideña, como los regalos, la comida y las decoraciones, los cristianos corren el riesgo de olvidar lo esencial: preparar el corazón para recibir a Jesús.
“Sin Jesús, las fiestas no tienen sentido. Las luces brillantes solo demostrarán gran oscuridad, los árboles adornados carecerán de raíces firmes y los regalos perderán pronto su valor”, afirmó.
El obispo recordó que la Navidad, más allá de ser una fiesta social, es un llamado profundo a la conversión y a la apertura al Salvador. Invitó a los fieles a reconocer que el verdadero protagonista de estas fechas es el Niño Jesús, quien “viene a ocupar un lugar central en nuestras vidas, nuestras familias y nuestra sociedad”.
Enfatizó que las fiestas navideñas sin Dios conducen a la soledad y a un vacío interior que no puede llenarse con cosas materiales. Como ejemplo, citó a la Virgen María y su encuentro con Isabel, quienes representan el gozo de quienes confían plenamente en Dios.
“La historia la construimos las personas de buena voluntad, con nuestra libertad y responsabilidad, pero siempre iluminados por el Evangelio de Jesús”, señaló monseñor Dowlaszewicz.
El obispo hizo un llamado a abrir las puertas del corazón para que Jesús nazca en cada persona, en la sociedad y en la patria. Aseguró que solo con una verdadera conversión, nuevas actitudes y apertura al Salvador, se puede construir una sociedad renovada, donde prevalezcan la paz, la justicia y el amor.
La Iglesia concluyó su mensaje animando a los católicos a vivir estas fiestas navideñas con un sentido profundo de fe, colocando a Jesús como el centro de sus vidas y acciones.