Cada cargamento aéreo de cocaína tenía un valor mayor a 20 millones de dólares, una vez descargado en Bélgica o los Países Bajos, señala la investigación.
> Asimismo, detalló que Marset lavaba sus millones a través del financiamiento de equipos de fútbol profesionales en Latinoamérica y Europa, pues su sueño siempre fue ser futbolista.
La organización criminal del narcotraficante uruguayo, Sebastián Marset, llevaba entre una y dos toneladas de droga en cada vuelo de avioneta desde el Chapare a Uruguay con destino a Europa, según una amplia investigación del impreso norteamericano, The Washington Post.
El periódico estadounidense publicó el jueves una extensa investigación sobre la vida del narcotraficante más buscado de Sudamérica: Sebastián Marset, tras acceder a una gran cantidad de documentos internos de las policías de Paraguay, Uruguay y Bolivia, transcripciones de llamadas telefónicas y entrevistas con funcionarios en varios países.
“Los funcionarios documentaron cómo el hombre desconocido y su organización movieron enormes cantidades de cocaína. Enviarían pequeños aviones desde el principal aeropuerto comercial de Paraguay y luego los pilotos apagarían sus radares. Cruzarían en secreto la frontera con Bolivia, aterrizando en granjas remotas del Chapare, la región productora de coca del país, donde los traficantes llenarían los aviones con entre una a dos toneladas de cocaína”, señala el reporte.
“Luego, los aviones regresarían a Paraguay, aterrizando en una de las pistas clandestinas que ahora salpicaron el norte del país. La cocaína fue transportada en camiones a buques contenedores que esperaban en el río Paraguay, el cual atraviesa Paraguay hasta la desembocadura del Océano Atlántico”, continúa el reporte.
The Washington Post (TWP) añade que los traficantes sabían que esos barcos no solían ser inspeccionados antes de llegar a Europa y que el puerto de Montevideo tenía un solo escáner semifuncional. “Cada avión cargado de cocaína valía más de 20 millones de dólares, una vez descargado en Bélgica o los Países Bajos”.
Los funcionarios identificaron al menos 13 jets privados que eran usados por el cartel, de los cuales cuatro de ellos eran empleados exclusivamente para el transporte de dinero.
Traducido al español, el artículo de dos partes publicado por TWP titula “Doble vida: el capo de la cocaína que se escondió como futbolista profesional” y es de autoría del corresponsal Kevin Sieff.
FÚTBOL Y COCAÍNA
La investigación señala que Marset expandió su poder e influencia cuando decidió invertir en varios equipos de fútbol profesional tanto en Latinoamérica como en Europa, para lavar la fortuna que obtenía de su actividad ilícita. De acuerdo con la investigación, el uruguayo siempre quiso ser futbolista, algo que logró eventualmente utilizando diferentes identidades.
“Marset es el primer narcotraficante importante que utiliza su estatus y su riqueza no sólo para financiar equipos de fútbol profesionales, sino también para jugar en ellos. Algunos de sus juegos se llevaron a cabo, a pocos kilómetros de donde había depositado los cuerpos de sus rivales del cartel, según las descripciones de sus mensajes de texto”.
PRIMER CARTEL URUGUAYO
El artículo de Sieff remarca que para el año 2020, las autoridades norteamericanas y paraguayas notaron el incremento de cocaína proveniente de Paraguay y Bolivia, que era distribuida al mercado europeo a través de puertos uruguayos.
En muchos de estos cargamentos figuraba una sigla que los funcionarios nunca habían visto: PCU, que significa Primer Cartel Uruguayo, lo cual hizo preguntarse a los investigadores quién estaría detrás de esta nueva oleada de droga. En efecto, se descubrió luego que era el cartel liderado por Marset.
TWP corrobora que Marset siempre alardeó sobre su inteligencia y sobre cómo burló a las autoridades de varios países, señalando incluso que aunque lo persigan, él estaba “muy lejos”, de acuerdo con una transcripción de audio en la que se oye su voz.
OPULENCIA
Marset residió en Bolivia por mucho tiempo, lo cual le permitió llevar una vida opulenta. De acuerdo con las investigaciones, llegó a establecer nexos con personas influyentes de diferentes ámbitos sociales, desde jugadores, abogados, empresarios, reinas de belleza hasta políticos.
“Construir ese imperio y lavar sus ganancias pondría a Marset en contacto con algunos de los políticos más poderosos del continente. Esos vínculos eran explícitos: tomó prestado el avión de un senador paraguayo, fue sorprendido traficando drogas con el tío de un presidente paraguayo y uno de sus abogados consiguió reuniones con altos funcionarios uruguayos para lograr su liberación de prisión”, se lee en el artículo.
El pasado miércoles, su esposa Gianina García fue detenida en un aeropuerto de España tras supuestamente entregarse voluntariamente a las autoridades, luego de un viaje desde Dubái, Emiratos Árabes. Su abogado, Santiago Moratorio, señaló que “se entregó por su propia voluntad” porque “está cansada de correr por un delito que no cometió”.