Hilda, la mujer de 55 años, vivió una pesadilla en mayo de 2022. Su esposo la golpeó, le disparó y ella tuvo que huir internándose en el monte, en Villa Tunari, hasta que comunarios la rescataron y la llevaron al hospital San Francisco de Asís, donde le hicieron algunas curaciones y luego llegó a Cochabamba, para que le extraigan una bala del hombro.
Hilda se casó a los 18 años con un hombre que resultó ser muy violento. Desde ese momento, ella soportó decenas de golpizas en su chaco. Tuvo 10 hijos, tres de ellos murieron. Su marido la había abandonado hace años, pero volvió en mayo de 2022, más violento que nunca. Aunque la comunidad le aconsejó a Hilda que lo perdonara, el hombre la atacó sin piedad con un garrote, el 20 de mayo y la acusó de querer quedarse con el chaco.
Mientras los golpes le llovían en la cabeza y la sangre corría por su rostro, Hilda supo que iba a matarla. «Todo me daba vueltas, como si me fuera a desmayar, solo pude clamar a mi Señor y de algún lado vinieron las fuerzas para levantarme y correr hacia el monte, pero él sacó un arma y empezó a dispararme varias veces, una de las balas entró a mi hombro».
Los comunarios la rescataron y llevaron al hospital San Francisco de Asís, donde le curaron algunas heridas en la cabeza, pero le dijeron que no podían extraerle el proyectil.
Llegó a Cochabamba, en busca de auxilio y luego de vivir otra pesadilla para lograr atención médica hospitalaria, la bala fue extraída de su hombro. Abogados del Observatorio de Justicia de la Fundación Voces Libres defienden a Hilda.
«Tenemos todos los elementos y pruebas para demostrar en juicio que Pastor Q. S. tuvo toda la intención de matar a Hilda y que, si no lo logró, fue porque ella pudo huir internándose en el monte para evitar más disparos», dijo el abogado Marcelo Sánchez.